jueves, 1 de abril de 2021

El mundo de lo inaccesible. La construcción del yo "real"

El planteamiento meditativo" budista" nos lleva a efectuar un enfoque completamente contrario al habitual que habíamos utilizado hasta ahora, basado en el pensamiento científico occidental, y que va de lo particular a lo general, a veces mediante síntesis. De esta forma habíamos llegado al Espíritu.

Ahora será al revés, desde el Espíritu, al que llegamos a partir de la meditación, hasta lo particular.


 Con independencia, algo tan fructífero como el pensamiento de Zubiri sobre la realidad puede darnos la clave de un entendimiento muchísimo más profundo del enlace y la conexión entre ciencia, filosofía y religión.

Y es que parece que el Espíritu (el Ser) a través de la voluntad (en el fondo una voluntad atemporal "profunda" del Ser) es capaz de "crear" la Realidad (por medio, por supuesto, del "suceso" o acontecimiento), hasta la misma realidad de su "yo". ¿Pero qué es esa realidad del yo?... Es "aparecer en el momento presente con capacidad de acción" (Potencia). Es  decir, incorporarse al universo dentro de unas coordenadas de espacio y tiempo precisas, que capacitan para influenciar en el mismo, o sea, "provocar" sucesos o acontecimientos (historia) que son la propia definición de la realidad.

Claro que la vida va levantándose al principio de forma leve, "difusa". Parece ser que el Ser al "entrar" en el universo de las leyes físicas, se "divide" en dos elementos básicos: información y sentimiento. Empieza a sentir y empieza a entender. (Antes el Ser no estaba sujeto a movimiento -variabilidad-: era el Ser unitario e incólume y su "entendimiento" era pura clarividencia.) El efecto de la fase creativa, o universo material es la disgregación en entendimiento-sentimiento (información-sensación).

Por consiguiente, el ser vivo nada más nacer "siente" y puede "mirar a través de la ventana" (recibe "inputs"), lo que le da noticia de lo que posteriormente reconocerá como "lo externo a él" (un principio de información). La disociación (o dualismo) entre sujeto y objeto es el principio de la información, el entendimiento y la futura consciencia.

Y todo ello hace posible la "autocreación" del Ser y su propia evolución. Además, gracias a este entendimiento e inevitablemente aparece la acción, acaece el "suceso" o acontecimiento, en definitiva empieza a "construirse" la realidad. La realidad es creada por el Ser (por lo menos, particularmente por el hombre), pero los acontecimientos en el "mundo físico" siempre existen aunque tan solo y únicamente existiese el más ciego azar. O sea, la realidad es consustancial al universo material. (¿Quizás como "sucesos" implementados por ese Ser Supremo con su suma omnipotencia?). Pero también los otros seres más pequeños (nosotros), como vemos, "construyen la realidad": son copartícipes de esta creación.

El Ser "actúa" en el mundo exterior, hasta que la creciente reflexión le hace "actuar sobre sí mismo", con lo que los aconteceres se "realizan" sobre sí: "se va construyendo". Es decir, se va creando el propio yo, constituido esencialmente de fe y creencias, y por retroacción de "acontecimientos" sobre la propia naturaleza, de autoafirmación, de asunción de esa propia naturaleza. En el origen de todo parece estar la voluntad.

También, se diría que es la "mente" la mediadora o la intercesora del Ser con la realidad presente del ser vivo. Es el "campo psíquico" la expresión de la materia "portadora" de un Ser. El "aglutinante" llamado campo psíquico (con sus deseos, sensaciones, consciencia y voluntad) es la "expresión en la materia" del Ser, y va a caballo del llamado "yo" (como punta del iceberg representado por el inconsciente).

Pero el acontecer (los sucesos producidos) sobre sí mismo en la "construcción del yo", del campo psíquico, tiene una dirección hacia la profundidad del Ser (inaccesible para "lo otro"), es decir, hacia el subjetivismo, así que estos "sucesos especiales e íntimos del propio Ser" pertenecen a él mismo, no a los otros seres. Mas también son "realidad" (pues son "sucesos" producidos por la acción de un Ser) y como tal, universales para todos lo seres. Ahora bien, éstos son la "autoconstrucción" o "autocreación" del propio yo. El "yo", entonces, queda construido sobre los firmes cimientos de la realidad. El subjetivismo de su construcción no es menos real que la pura objetividad de la Ciencia.

Pero esa variabilidad del yo, con sus continuos movimientos de deseos, sentimientos y niveles de conciencia, no significa falta de sustantividad, sino que es el resultado de la incorporación del movimiento, al igual que le ocurre a la pura materia. No es, pues, un espejismo ese yo, como propugna el budismo. Es una realidad fehaciente pero variable. Simplemente la amplitud de la consciencia que facilita la meditación budista nos descubre ese otro "yo profundo" que representa el verdadero Ser (atemporal), la verdadera naturaleza del Ser.

Mas la realidad como tal no es la de este último Ser. La realidad es la del universo físico material, en la que está inmerso nuestro pequeño "yo" del presente (o de la acción -precisamente sobre ese mundo material). Esa es la verdadera y única realidad, de forma que los acontecimientos del mundo son lo único y sustancial de esa realidad, acontecimientos hijos de esta acción del pequeño "yo" del presente de los seres (también del azar).

(De la obra del autor Superego)

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