lunes, 23 de noviembre de 2015

Aires de renovación

La Técnica no es engendradora de discriminación, sino ayuda comunitaria que debe conducir a la justa igualación material y social en nuestra sociedad, lejos, por supuesto, de aquel marxismo igualitario o del tremendamente injusto capitalismo desorbitado.
El camino siguiente es el mejoramiento humano, profundizado hacia la singularidad de cada persona, de cada individuo.
La dicotomía humano-robot, estudiada por los movimientos post y transhumanistas, deben orientarse hacia una superación tecnológica de las diferencias, bajo la base de una prominencia del polo espiritual que nos hace propiamente hombres, sobre cualquier aspecto tecnológico-material más cercano a la clásica robótica.
No sabemos, aún hoy, lo que es fehacientemente la vida, sin embargo, la visión más globalizada de la misma sería algo así como un cierto "agregado información-sensación". Es, pues, la "sensación" lo que distingue inexcusablemente a la vida. Intuimos que el sentimiento interno, la subjetividad es lo que da valor a cada una de nuestras vidas, y en ello, por tanto, debemos seguir incidiendo en el futuro, a través de los innumerables y previsibles cambios tecnológicos que viviremos, cambios, seguramente, cada vez más alejados de lo que consideramos la biología "natural" tradicional, y por el contrario, más cercanos a una inminente biología "sintética".
En fin, son evidentes los perceptibles "aires de renovación" en infinidad de campos, pero es también igualmente evidente la necesidad de incidir en la profundización de ese polo espiritual interior que todos poseemos, decantado finalmente en cierta tonalidad holística que nos engrandece. Es en cierto modo el contrapeso  a una técnica cada vez más innovadora y rica en diversidad, por ello y por ejemplo en medicina, más singular en cuanto a los cuidados personalizados y en beneficio del empoderamiento de los individuos.
Es así, y consecuentemente a tales ideas, que el progreso y desarrollo tecnológico requiere la profundización en los aspectos subjetivos de la personalidad, equilibrio imprescindible para el aseguramiento de las cualidades más valoradas por la humanidad, alejándonos de este modo con claridad de las pesimistas y agoreras predicciones de la ciencia ficción de un tecnológico mundo futuro deshumanizado.
Sí, abiertamente sí, sí existen esos "aires de renovación", que quizás no conduzcan a la mítica ensoñación de los orígenes, a la vuelta de una inviolada o prístina naturaleza, pero sí a una nueva naturaleza (*) "creada por ti, por todos"... ¡Y su límite no existe!
(*) La nueva naturaleza es la metáfora que indica la ampliación ecológica que supone la aplicación del exponencial desarrollo tecnológico en el progreso y desarrollo humano expresado en todos los ámbitos del entorno.
                                                                    Alejandro Álvarez Silva 


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