Hemos de fijarnos en una cuestión que puede inducir a errores. Sabemos que tanto el "yo" como las diversas ideas-representación están "construidas" por el Ser, que para ello se vale del entendimiento, parte sustancial del "yo". Entonces, si el "yo" que no es más que otra idea-representación (aunque transcurrente), es capaz de "crear" realidad en ese proceso de transformación de la ideas en representación, parece que estas últimas deberían "estar gobernadas" en todo momento por ese "yo" que las ha hecho "reales"... Pues bien, no es el caso, ya que, aunque el "yo" participa en esa transformación de las ideas en representación, haciéndolas reales, ahí acaba su papel... Una vez en la memoria, las ideas hechas representación son independientes del "yo"... Lo que se da es una lucha de ideas (¿memes, tal vez?), por expresarse, por ocupar cada una de ellas el "nicho ecológico" que para ellas es la mente del individuo. Y la competencia alcanza al mismo "yo", aunque tenga este la preferencia... Quiero decir que los distraimientos, la falta de vigilancia del "yo", es aprovechada por las variadas ideas, eso sí, en competencia mutua, para ocupar el psiquismo, y gobernar la totalidad del cuerpo.
¡El "yo" es "creador" de la realidad, pero la realidad desea "expresarse" libremente!... Y esto, que en principio podría constituir un hándicap para el Ser, realmente es lo que ha hecho evolucionar a ese Ser, abrirse paso desde la Nada, construir su naturaleza desde un insignificante balbuceo, gracias, digo, a la libertad de la idea-representación, puesto que la creciente "reflexión" permitió la construcción del "yo"; y de los múltiples "yos" limitados del presente, se constituyó, entonces, la naturaleza del Ser eterno.
La diversificación o lucha de ideas en el psiquismo es lo que quedó, o mejor, fue el costo a pagar de aquella "autocreación". Mas es tiempo de que, después de haber pagado aquel peaje, sepamos ahora utilizar este mecanismo para potenciar aún más nuestra mente con vistas a una mayor unicidad, claridad y afianzamiento de nuestro Ser, en dirección a la aparición de una nueva criatura, el Ser creador, el Superhombre.
(De la obra del autor Superego)
Fin de la serie.
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