martes, 28 de febrero de 2023

El pasado y el cambio de perspectiva

 Qué mejor que la perspectiva del observador que se siente alejado de la trama que se desarrolla en el escenario de la vida, sin ser influenciado directamente por la misma. La objetividad lo agradecerá. El pensamiento será mucho más libre, sin las acucias del momento.

Por eso me pongo en la perspectiva del pensador situado en un instante del futuro, analizando la situación del pasado, e hilando más el rizo, podemos analizar la situación actual si imaginariamente nos situamos en un previsible futuro, desde el que analizamos la situación actual... Todo teórico, pero para un filósofo, un pensador, muy sugerente.

Claro está, desvirtuaríamos nuestro análisis si nuestra intención es sacar rédito de tales elucubraciones: la imparcialidad se resentiría y nuestro análisis dejaría de tener valor. Por lo cual, el observador ideal sería aquel que por su naturaleza no deseara o quisiera cambiar tal pasado (algo imposible por la paradoja del abuelo). Tal circunstancia conduce a la revalorización del sabio anciano: ¡el perfecto observador al respecto! ¡Su vida es casi toda pasado, su pasado, que quiere conservar en el futuro!



Y la historia da fe de tales especulaciones: el anciano sabio de la tribu era reconocido, valorado en su justo término, como consejero para el devenir de la comunidad.

El sabio cambia de perspectiva, en ese viaje temporal, orientando en gran manera el camino a proseguir: ¡Se hace camino al andar, pero la brújula es la consciencia del viejo! 

¡Un valor de la ancianidad, una donación a la comunidad!

lunes, 13 de febrero de 2023

Supervivencia

 "... de la Civilización humana"

Esa debe ser nuestra primera preocupación en las circunstancias presentes... En mi caso particular, no es un temor verdaderamente significativo: ¡Me queda mucho menos tiempo hacia el futuro, que lo ya pasado!

Mi preocupación va más allá, por lo que "dejamos aquí": ¡hijos, nietos y demás descendientes! En otras palabras y globalmente, y yendo más lejos "la propia civilización humana", "la estirpe humana". Es una obligación moral, instintiva que obedece a la básica obligación de "dejar a los que nos siguen al menos lo que nos dejaron a nosotros".

No quiero repetirme en lo que se expone en mi reciente artículo sobre nuestro problemático futuro como sociedad, tales son las amenazas actuales y futuras que nos acompañan... En el citado artículo solo veía la solución, precisamente la menos probable, que consiste en afianzarnos en lo que siempre ha sido la verdadera cualidad más esencial del humano: su sensibilidad, su profundo lado interno impulsor de la vida, de su evolución, y que nos hizo realmente humanos... En ese viaje no nos acompañará la Tecnología, por lo menos por lo que conocemos hasta ahora, que presenta visos más de enemiga que de amiga... En tal punto, si queremos nuestra propia supervivencia, mientras no existan las herramientas necesarias para su efectivo control al respecto, debemos obviarla, aferrándonos fuertemente a ese espíritu interno que nos hace humanos y que debemos, por evidencia conocida, conservar ("más vale malo conocido -no es el caso-, que bueno por conocer"), y recelar de esa IA (Inteligencia Artificial), y sus paralelas, robótica e informática, digitalización y globalización,  que parecen hacernos "cada vez más pequeños", empoderando, por el contrario, a la máquina (robot) que pudiera "acorralar", por accidente u otra causa, al humano como tal.


Por ello quisiera advertir y promover en la opinión pública una cruzada contra la negrura de la previsión que acompaña a la ecuación de Drake respecto a la desaparición de civilizaciones inteligentes en el universo: ¡Que no se cumpla en nuestro caso! Por consiguiente, la revolución ahora, la más crucial, es la que nos ayude a atajar por todos los medios tal pesimista previsión: "Nuestra principal preocupación, y en consecuencia, nuestras acciones, deben ir encaminadas a la defensa de la civilización, la estirpe humana, su SUPERVIVENCIA".

¡La SUPERVIVENCIA de nuestra civilización es la cruzada que propongo con el mayor énfasis, y en ello no escatimaré esfuerzos! ¡Sensibilicemos a la opinión pública, con carácter urgente, hacia tal objetivo!

jueves, 9 de febrero de 2023

Una humanidad sin futuro, excepto... si elegimos el difícil camino de lo virtuoso

 Todo parece avocarnos al caos y la destrucción: ¡el suicidio colectivo de la civilización humana es el destino más previsible, que hasta la IA (Inteligencia Artificial) acierta a prever!

Para la IA casi la única posibilidad de torcer tal previsión sería el aumento significativo de eutanasias para reducir en mucho la población mayor o anciana del planeta, a la vez que reducir de forma drástica los nacimientos.

El sin fin de problemas acuciantes que nos rodean como civilización no para de aumentar: las consabidas pandemias, el holocausto nuclear, etcétera.

El llamado "Reloj del fin del mundo" apunta sus agujas muchísimo más cerca de las 12 (el Apocalipsis). Las causas: solo hace falta oír los telediarios (el surgimiento de nuevas guerras, aumento de la tecnología militar -misiles hipersónicos, aumento de cabezas nucleares, etcétera-, terrorismo, hambrunas, etcétera, etcétera).



La tecnología, algo que en sí debería actuar en beneficio de la humanidad, del individuo, se comporta totalmente al contrario, pues los poderes son los más interesados en utilizar sus enormes posibilidades, haciendo que cada vez sea mayor la brecha entre el individuo, la ciudadanía y los poderes que les controlan. Consecuencia: las autocracias van en aumento, en contra de los poderes democráticos, de las Constituciones y de las Leyes que defendían los Derechos Humanos consagrados por la ONU... Parece que damos pasos hacia atrás, y el ciudadano ante esto, cada vez está más alarmado.

Todas las reuniones que se realizan con carácter mundial para tratar de limitar las armas de destrucción masiva, etcétera, se quedan prácticamente en el papel, pues quien gasta ingentes recursos para asegurar su primacía, no puede "tirar por la borda" alegremente los mismos... ¡Solo habría un cambio si hubiese una objetiva amenaza externa a todo el planeta (teórica invasión alienígena, impacto previsto de un gran meteorito, o causas semejantes)!

Estudiando todas las posibilidades, la tecnología actual conduce inevitablemente a la pérdida del poder individual de cada persona, que solo puede desembocar en el caos y la destrucción... Como se ha apuntado en repetidas ocasiones, quizás la paradoja del "silencio extraterrestre" no sea más que la triste comprobación del poder de autodestrucción de cada civilización existente en el universo al llegar a un nivel de desarrollo determinado.

¿Estamos nosotros, como civilización humana, llegando a ese extremo?

Para que se incumpla tan pesimista previsión, debemos cambiar drásticamente el rumbo: ¡Hay que supeditar de forma fehaciente la tecnología al humanismo que, indudablemente, atesoramos en nuestro interior!

Todo parece desviarnos de tal sendero, por eso caos y destrucción es nuestro más previsible y no muy dilatado futuro... excepto si elegimos el camino más difícil que conduce al comportamiento más virtuoso: el que supone lo más noble y sensible de nuestra espiritualidad, de nuestro más hondo sentido interno.

¡Ahora si acucia este loable cambio de rumbo!

MATERIA Y CONSCIENCIA

  El universo de Alejandro Álvarez Silva. Parte   I. Observador del "Hecho Consumado" . Parte  II . Idealismo analítico. Parte III...