miércoles, 7 de abril de 2021

El mundo de lo inaccesible. El presente como proceso

 Se observa que todo parece estar preparado para la acción, para el acontecer, para que puedan producirse, pues, los sucesos y acontecimientos (y con ello la "creación" de la Realidad).


Y la acción es lo que da razón de ser al "presente". El presente sería la "unidad de tiempo" precisa para la realización de la acción, es decir, algo no preciso, variable como tiempo (puede "durar" más o menos, de acuerdo con el tipo y complejidad de la acción). De tal modo que así podría definirse el presente, y entonces, también, la flecha del tiempo, pasado-presente-futuro. El pasado sería el tiempo correspondiente de las acciones ya realizadas (ya reales); el futuro adopta la forma de una posibilidad, una potencia que hace posible que puedan seguir construyéndose nuevas realidades (pero el futuro podría quedar "totalmente cercenado" -fin del mundo), y el "tiempo de presentes" paralelo a los subsiguientes acontecimientos, sería el tiempo del futuro.

Y como el presente "acompaña" a la acción, que es un proceso, el presente tampoco es "puntual", queda "difuminado" en un intervalo variable de tiempo (de tiempo físico -dimensión temporal). Por consiguiente, para que pueda realizarse la acción debe existir la dimensión tiempo, necesaria para definir y enmarcar el presente. Pero si no existiesen otras dimensiones, solamente podría realizarse un suceso o acontecimiento en cada presente, es decir, durante un intervalo determinado de tiempo. Entonces no habría "imbricación", relación entre distintos elementos, entre distintos seres, y por tanto, no habría evolución de ellos. (Para dicha evolución son precisas las relaciones entre los seres para que pueda tener lugar esa "lucha" por la supervivencia que refleja la evolución.)

Es necesario, pues, un mecanismo para que puedan existir a la vez varios acontecimientos. El modo de que esto suceda es separándolos de forma que puedan diferenciarse unos de otros (sean, así, distintos), aún cuando no puedan tener relación entre ellos. Tal circunstancia se resuelve con la existencia de más dimensiones: las espaciales. Gracias a ellas pueden acontecer a la vez sucesos distintos en el mismo tiempo, localizados en distintos lugares. Y de igual forma pueden existir en el mismo espacio sucesos distintos a lo largo de diferentes tiempos, con o sin relación entre ellos.

De lo anterior se deduce que espacio y tiempo son totalmente necesarios para el desarrollo de la acción. (Lo que posibilita la existencia de relaciones "lógicas" y la inexistencia de paradojas entre los sucesos correspondientes.) El mundo físico (o la "realidad") es completamente necesario para que el Ser pueda desarrollar su acción. Al principio sabemos que esta acción del Ser se limita, simplemente, a mirar hacia afuera "por la ventana", abriéndose al mundo y "abriendo", a su vez, el mundo (al crear la realidad). La ventana, pues, del Ser para interrelacionarse con otros seres, evolucionar y desarrollar su naturaleza, es el mundo físico.

Vemos, entonces, que tal mundo físico es tan solo un mecanismo, la "llave" para la interconexión de los seres; pero este mecanismo o medio no tiene por qué encerrar en sí la totalidad del Ser, que se escapa, obviamente, a este mundo de interconexión. Sí, es cierto que la representación, la realidad como presencia en el mundo físico del Ser es ese "yo", pero es tan solo la parte "visible" de un iceberg más profundo que se extiende también en otro mundo, el del verdadero Ser (atisbado, por ejemplo, en la meditación budista). Y la voluntad del Ser posiblemente se esconda (en cuanto trasfondo unitario al asumir su naturaleza atemporal y aespacial), o tenga su residencia en ese mundo adimensional propio. De esta forma, la voluntad ejercerá su dominio en cada actuación -con todo lo mediatizada que esté esa acción por las circunstancias del yo (léase deseos, sentimientos, excitación, etcétera) en cada presente. Y la acción y la retroacción marcan su huella desde cada suceso espaciotemporal en ese mundo de lo inaccesible (adimensional), en la naturaleza propia de cada Ser que por su unicidad, queda moldeada por todas las improntas de esas huellas desde el nacimiento, hasta su desaparición de este mundo físico. Hay que diferenciar, pues, sensaciones del momento de cada presente y sentimientos íntimos de asunción de la propia naturaleza del Ser en su más profunda intimidad.

(De la obra del autor Superego)

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