lunes, 29 de marzo de 2021

El mundo de lo inaccesible. Realidad física y realidad profunda

 El estudio de la "realidad" que efectúa el filósofo español Zubiri es de una importancia trascendental. La realidad se ve mediatizada por la mente conceptual-discursiva, pero la "pretendida impureza" de esa "forma de atención" en palabras de Mauro Bergonzi ("Caminos hacia la realidad"), es a nuestros ojos y siguiendo el razonamiento de Zubiri, de una trascendental importancia, tanta que "influye sobre la propia realidad física", pues es capaz de transformar la posibilidad en acontecimiento, en suceso (recordemos el significado en física cuántica de "lo observado" como reflejo del hecho o acontecimiento). Eso supone, nada menos, que el mundo con sus acontecimientos (historia) está "cincelado" a "golpe de mente humana", en otras palabras, es una "verdadera creación de la realidad". No la "verdadera realidad pura" a la que se refiere la meditación budista, porque ésta es solo la "realidad del Ser" que se sumerge profundamente en un mundo atemporal y aespacial. La verdadera "realidad física" es la espacio-temporal, que, como acabamos de ver, es el campo de creación de nuestra mente humana, y que identificamos como Cosmos o Universo. Pero es gracias a este Universo, a la propia materia física, por lo que el Ser ha podido autocrearse (y poder introducirse posteriormente en esa otra realidad atemporal y aespacial), y también en él reina la Evolución. O sea y por consiguiente,  el Logos crea la realidad. El Logos es el verdadero artífice de la Creación.


Por supuesto, el "yo" también es creado por el Logos (la mente humana) cuando "la creación" no es hacia afuera, sino hacia adentro, por autorreflexión. (De igual forma se crea el super yo, como la parte de ese yo tan desarrollada que acaba por imponerse al mismo.)

La mente reina sobre la materia a base de "reducciones de funciones de ondas de probabilidad", es decir, de acontecimientos que representan la realidad. La realidad, de esta forma, estaría compuesta por la propia materia "dirigida" por una mente (lo que provoca los sucesos o acontecimientos). La materia gobernada por el simple azar, o aleatoriedad suma, equivale a la Nada, o ausencia del Ser. Cuando existe el Ser, el azar aparece "mediatizado". Solamente en este punto (pura inmaterialidad del Ser) hay una diferencia entre la materia animada y la simple materia. Ésta sería la "apariencia" del fenómeno, la apariencia "externa" se entiende (objetividad). Pero, además, hay otro efecto que solo incumbe al Ser, que es el sentimiento interno del mismo (subjetividad). La "mediatización del azar" implica un cierto orden surgido del total desorden del puro azar, y ese orden es en realidad un nivel de información. Vemos, pues, que la vida, o la materia animada, acarrea al unísono una parte de información y otra de sentimiento o sensación. Ambas se yuxtaponen en el Ser, se imbrican paulatinamente a medida que se alcanzan niveles crecientes de reflexión. Y en ello está cimentado el Ser... Todo lo cual constituye el más básico y primordial principio de todo cuanto existe, y es el germen de la Creación toda.

La cuestión básica ahora es aclarar este aparente contrasentido: si por un lado la "mente es capaz de construir la realidad" (variabilidad de la realidad según la subjetividad de la mente), cómo por otro puede darse esa objetividad, ese "planteamiento común" para todos los observadores ("inmutabilidad y universalidad de las leyes físicas"). O sea, han de combinarse sin paradojas la variabilidad con la inmutabilidad. Pues la solución es la "forma de construcción de la realidad", basada en la "irreversibilidad del suceso". Es, pues, este último el que marca la pauta de todo el proceso y diluye por completo cualquier paradoja.

(De la obra del autor Superego)

jueves, 25 de marzo de 2021

El mundo de lo inaccesible. Las ideas "centradoras" del ser

 Pero, ¿cómo se van estableciendo las "representaciones" en/por el inconsciente?


La característica general es que en algún momento de la evolución o la historia (de la vida), aquellas ideas fueron "consustanciales para el ser"; eran una especie de envoltura que "encerraba al ser" sobre sí mismo. (Característica del "cierre del círculo" de todo ser vivo, que se acompaña con el inevitable "sentimiento"  básico de autoconservación, y que siempre viene acoplado o identificado con "esa convergencia" -ver la obra del autor "El cierre del círculo".)

Entonces, ese tipo de ideas que en realidad suponen un "aglutinamiento" de los diferentes elementos del ser sobre sí mismo -"centrándolos" sobre sí- pasan a formar parte "para siempre" del inconsciente de la especie y el individuo, es decir, pasan a ser ideas "encarnadas" en la materia. Más tarde, cuando esas ideas ya no poseen el papel sustancial y clave que tuvieron en sus orígenes, siguen conservándose en ese "pozo" que es el inconsciente, "pugnando" por seguir existiendo en su mundo, en ese mundo que es la mente de la criatura en cuestión, "aflorando" a la consciencia (del yo) en cuanto les es posible. (Las condiciones adecuadas y propicias según el "estado" del organismo -la mente- en cada momento.)

Y vuelvo a aclarar cuestiones relacionadas. No me he olvidado de la "impronta del futuro" establecida con anterioridad en esta y otras obras anteriores. No solo las ideas del pasado "ejercen su influjo" o impregnan la mentes de las criaturas, lo hacen también (aunque de forma más diferida y algo más compleja) las del futuro que tendrán una influencia básica en el futuro de "su evolución". No olvidemos la complejidad del pensamiento humano que puede "edificar" teorías altamente elaboradas acompañadas de sentimientos de admiración, belleza o sorpresa. Entre estos sentimientos "pueden filtrarse" aquellos del futuro de su propia evolución -y todo sentimiento va indisolublemente unido a una idea lo suficientemente disfrazada o "difuminada". También anotar que la "potencia" del inconsciente, en toda criatura viva, hoy por hoy, es superior a la de todo el entendimiento humano. La "impregnación" del inconsciente por las ideas, pues, abarca todo el arco del tiempo, desde el pasado hasta el futuro.

(De la obra del autor Superego)

miércoles, 24 de marzo de 2021

El mundo de lo inaccesible. El inconsciente vivificador de las ideas

 Dentro del conjunto de ideas que ocupan las mentes, hay una básica que existe desde el primer ser vivo hasta el mismo hombre que es el "yo", primera idea del ser vivo y que sigue conservándose como "yo" aún en el propio hombre, aunque, eso sí, compartida con la otra multitud de ideas o representaciones que anidan en la mente humana. El psiquismo sería la fuerza básica u original que existe en el fondo de toda criatura (algo así como el inconsciente). La mente es el "universo de ideas" de un cerebro; también, por supuesto, donde se "mueve" esa otra idea, el yo. Pero la mente no es patrimonio exclusivo del yo, es más, alguna de tales ideas pueden "desplazar" al yo (no anularlo, quedando como aletargado).


Quien "enciende" las ideas -las pone en movimiento- es el psiquismo básico profundo, no el yo. El cerebro es el órgano que responde más a su visión objetiva (desde fuera). La mente es la mirada del mismo desde dentro. Y esa "mirada" es la que corresponde al yo.

Es, pues, el inconsciente "quien da vida" a las ideas (o las representaciones del interior del cerebro, asimilable a la memoria): ¡El inconsciente es un sumidero de ideas "vivientes"! Esta es, por consiguiente, la clave de la "vivificación" de las ideas, considerando tales aquellas "capaces de mover a los cuerpos".

El inconsciente de un ser vivo es capaz de "incrustar en la materia" (o "traer a la vida") a las ideas. En el hombre muchas veces creemos que es el "entendimiento" quien "trae las ideas" a la mente, es decir, las hace "reales", pero no es más que un espejismo, pues hasta que la idea no se transforma en representación -lo que requiere un cierto sentimiento o una toma de posición- no adquiere "vivificación". Y el proceso se inicia cuando el primer bit de información "siente" su propia existencia en los mismos orígenes del universo. Toda idea "materializada" ya posee en sí el sentimiento de conservación (esta es la característica original de la mente) -lo que representa una "tendencia a la inmovilidad" en un mundo que internamente tenga definido el movimiento, cual el mundo material-, por eso pugnará por "conservarse" en la mente (su verdadero universo).

La clave, pues, sería en cierto modo la identificación de tales ideas con el concepto que hemos establecido de "representación". Esto significa que la "encarnación" de la idea tiene como vehículo el inconsciente, tal como ya hemos comentado, lo que se va estableciendo a lo largo de la filogénesis de la especie y hasta la del propio individuo; buena parte del "inconsciente colectivo" habría sido construido a partir de este hecho.

Al menos en el hombre existe una "manera" en que las ideas "se encarnan" en la estructura humana que tiene que ver con la sofisticación de su órgano cerebral y el sin fin de facultades, muchas aún no descubiertas, que posee y hace posible que esa "incorporación de ideas " (representaciones) adopte una variedad de formas. Pero en toda verdadera asimilación de ideas existe en el fondo una actitud que propicia una cierta sensación o sentimiento; sabemos por experiencia que es así como se afianza eficazmente el aprendizaje, o incorporación de outputs, sumamente eficaz, repito, si interviene aquel "darse cuenta" y el propio entendimiento. Por ello, "el recuerdo", en su manifestación viene siempre "impregnado" de ese componente de afectividad, que es lo que queda de la huella de sensaciones y sentimientos existentes en el momento del "marcaje" en la memoria.

(De la obra del autor Superego)

jueves, 18 de marzo de 2021

El mundo de lo inaccesible. El ser vivo como idea materializada

 Es interesante hacer un estudio sobre el sueño desde el punto de vista de la posibilidad de considerarlo como "un marco propicio para el juego, lucha y evolución de las ideas", debido precisamente a la Relajación" respecto a la "tensión o atención" de la vigilia. 


Ahora y ante esta posibilidad altamente sugerente, más que nunca habría que profundizar en el análisis de "la idea y su repercusión o influencia sobre nuestro propio cuerpo", o de otro modo: ¿Qué tipo de idea o qué forma tienen que adoptar las mismas para que ocupen (y de ahí su influencia sobre el cuerpo) nuestra mente? Es indudable que, por ejemplo, las ideas y conceptos vertidos en un libro son totalmente "inactivos" si no son leídos por algún sujeto.

En mi opinión, la característica de tales ideas "activas" es su "incrustación en la materia", el empape de las mismas en los intersticios de esta última. La idea tiene que transformarse en "algo en movimiento", lo que requiere la adopción de la característica propia de la "sustancia que encierra en sí el movimiento", y que es consustancial con dicho movimiento: la materia. La idea tiene que "solaparse", pues, con la materia, identificarse con ella tan eficazmente que se transforme finalmente en algo distinto de una y otra, su síntesis. Así la materia quedará "vestida" con una estructura que es la "imagen de esa idea", y así mismo, la idea quedaría adornada de la propiedad del movimiento. En otras palabras: una "idealización" de la pura materia, o una "actuación" (movimiento) de la idea. ¡Este es el camino del dominio de las ideas sobre los cuerpos de los organismos vivos! Diríamos que este es el origen del "psiquismo", por supuesto existente en todo ser dotado de vida (ya sea planta, animal o humano).

Hay una síntesis, un aglomerado, como he dicho siempre, entre la información (representación) que supone la materia y la idea siempre dotada (principio básico) de un sentimiento de autoconservación. Y esta es la definición de vida, ese aglomerado indisoluble representación-sensación.

La mente (el psiquismo en sentido general) sería el "modo" en que la idea "inicia el camino" hacia su existencia plena en la realidad y esa línea llamada vida, conduce en su evolución a la apropiación por la idea de sí misma (de su propia naturaleza), lo que se denomina "conciencia" (claramente visible en el hombre).

Los seres vivos son las "ideas materializadas" o el medio por el que las ideas se hacen realidad (adquieren vida). El cerebro es un "almacén de ideas" (memoria), el mundo o universo que "las contiene"; dentro del mismo hay una pugna entre las mismas, aunque dentro de ellas hay una prioritaria, una capaz de aglutinar a todas las demás sobre sí y es la que "representa" el organismo entero, lo que llamamos el "yo". El psiquismo del ser más simple solo contenía una idea, la que coincidía con su yo o sí mismo primigenio. Ese psiquismo, con la complejidad proporcionada por la evolución, se fue concentrando en un "órgano" específico y ya más complejo que se llama cerebro. A partir de entonces ya no es solo una idea la que anida en el incipiente psiquismo, sino muchísimas, y gracias a ello pudo aparecer el entendimiento, la inteligencia y la misma libertad.

(De la obra del autor Superego)

martes, 16 de marzo de 2021

El mundo de lo inaccesible. Indiferenciación inteligencia-accción

 Es la hora de explicar esta "fusión" o dualidad inteligencia-acción, es decir, ese "estado" (materia animada) donde la "criatura" domina desde dentro, o sea, ejerce "su inteligencia" sin intermedios -directamente sobre la totalidad de su sistema o cuerpo.


Este último estado en el límite no tiene "partes" dedicadas a algo específico (como órganos, etcétera), sino que es inespecífico: la acción se confunde con la inteligencia, de forma que no pueden distinguirse un cerebro "como sede posible de la inteligencia" y unos "órganos transmisores" de la "voluntad" del organismo.

Es difícil entender esa síntesis entre inteligencia y acción, puesto que nosotros estamos familiarizados con esa realidad que los presenta separados, pero esto no fue siempre así. Todo lo contrario, esta diferenciación surgió a partir de un estado inicial de la vida en que estaban indiferenciados: "la materia animada original". Así que podríamos aprender mucho de la inteligencia y la acción si nos remontáramos hacia atrás. El método sería hacer el "experimento mental" de "situarnos" en esta materia animada indiferenciada y especular, suponiéndole unas propiedades con capacidad potencial para que pudieran derivar de ella los estados de inteligencia (cerebro y mente) y de acción (órganos y sentidos) que observamos en la actualidad.

O sea, aquel estado indiferenciado se caracterizaría porque en él inteligencia-acción (aunque fuese de forma pasiva, entendido esto como reacción posterior retrasada, no "anticipativa", lo que ya significaría una "inteligencia" en la construcción de "incipientes modelos") sería una misma cosa, lo que supone que el "organismo" reaccionaría al unísono "sin estar dirigido" por parte alguna diferenciada del mismo con carácter general, sólo por áreas distintas según el tipo y clase del estímulo incidente, variación que no supondría un "centro localizado" evidente. Pero ese ser, al estar vivo, ya posee "unicidad" (característica básica del ser y la vida) y por tanto, una "voluntad" que se traduce paralelamente en esa síntesis inteligencia-acción y al mismo tiempo en sensación-sentimiento. Cualquier "estado" del organismo (materia animada) se traduce en una "sensación-sentimiento", lo cual no significa que posea la propiedad de la acción (realmente acción-inteligencia). La sensación-sentimiento es algo pasivo, y actúa como la "mecha inicial" de la explosión-reacción que se producirá a continuación. Esa sensación-sentimiento posee una "escala" o gradación entre agrado y desagrado, que indica realmente, aunque groseramente, lo que es "bueno y malo" para el organismo.

Pero la reacción en sí, como proceso, viene desarrollada por el otro factor inteligencia-acción. Y es este último factor el que en su evolución va diferenciándose en una cierta inteligencia, "concentrándose" y a la vez modulando un cerebro, y en la acción, cuya "realización", también, "modela" los diferentes "miembros y órganos".

El sentimiento-sensación produce la ignición de la mecha (es la causa original), como hemos dicho, pero está "incapacitado" para dirigir todo el proceso reactivo inteligencia-acción. No existe, todavía, el cerebro que en los animales, por ejemplo, dirige dicho proceso. La inexistencia de ese cerebro nos deja "un vacío" que confunde al filósofo y al mismo hombre de ciencia, ante una actuación inteligente sin sujeto (consciente) -cerebro o lo que sea- que la "realice"... Y es que quien "dirige" el proceso de esa reacción es la idea abstracta. Una idea "impregnando" el psiquismo (que no se identifica exactamente con la mente de un cerebro) de un organismo, es capaz de ¡dirigirle! Son las ideas, pues, las que tienen la "potencia suficiente" para dirigir el proceso de la reacción, de la inteligencia-acción. Y es que la idea es en sí inteligencia pura, que al "materializarse" en un organismo, es decir, al adquirir la propiedad característica de la materia, el movimiento (la acción) se transforma en una inteligencia-acción, factor sustancial de la voluntad, que hace posible la reacción del organismo vivo. Este factor, más el pasivo de sensación-sentimiento, configuran o componen el ser vivo.

Pero algunas ideas (abstractas) ya en los organismos dotados de cerebro (como el mismo hombre), al existir entonces, paralelamente, un cerebro que es en sí un almacén de ideas, en el que se establece el "juego de las mismas" -con su composición, reorganización, desarrollo y evolución-, para lo cual, primero se las "depura" de su componente "accional", se desarrollan y evolucionan asépticamente, y a continuación vuelven a "conectarse" a los circuitos de salida, los ya existentes órganos, perdiendo la propiedad "accional" o su componente material, "estado" en el que son "conocidas" por nosotros mismos, son  las que constituyen el contenido "consciente" del ser vivo. Aunque la gran mayoría de ideas, estas sí accionales, siguen componiendo, existiendo y actuando en el gran "iceberg" que constituye el "inconsciente" de dicho ser vivo.

 Evidentemente, este mecanismo es eficaz para que la voluntad pueda "expresarse" en reacción al medio, pero la descripción de dicho mecanismo nos permite distinguir "ciertas lagunas" en detrimento de la voluntad: son las "distracciones" de la voluntad las que permiten que se introduzcan "otras ideas" en el mecanismo anterior, entrando en el proceso reactivo; a continuación, la retroalimentación existente en todos los organismos origina las distintas inclinaciones "no deseadas" del ser vivo, que producen una potenciación mayor de esa "distracción" de la voluntad. Todo ello "encierra un peligro", así considerado por las distintas religiones, que consiste en un "desvío" del individuo de lo que se considera su "verdadera misión" (que no es más que el conocimiento y desarrollo "espiritual" del ser). De ahí la necesidad, según los moralistas, de domeñar las ideas, las mentes, para que "sólo florezcan las "ideas positivas" (en el sentido del "beneficio" del ser en las mismas).

Pero "ese peligro", por la posible introducción de la "negatividad" en las mentes, también y por el contrario, puede ser una catapulta para alcanzar más altos niveles en la evolución del ser. El procedimiento se describe en los diversos capítulos desarrollados en la obra Superego.

(De la obra del autor Superego)

miércoles, 10 de marzo de 2021

Materia "animada"

¿En qué se distingue una máquina (por cierto, creación humana), de la máquina-cuerpo del ser vivo?


 ¿Qué ocurre en un mecanismo, u organismo realmente vivo?

Pues, sólo y nada menos que la aportación fundamental del llamado "de suyo" de la propia máquina a las salidas del sistema (al "comportamiento" del ser vivo, en otras palabras). ¿Y cómo puede ser esto?... ¿Qué hemos aportado a la cuestión, que se nos ha escapado?

El cambio se refiere a la "forma de actuación de la inteligencia sobre el mecanismo". Esta forma de actuación o incidencia ya no es externa, sino que se "confunden" actuación con inteligencia, al transformarse ambas en algo interno, en un "de suyo".

En un símil, en el caso del mecanismo simple, la acción del hombre (observador, sujeto, etcétera) se asemeja a un "operario" gobernando una máquina, en que su actuación se traduce en el "manejo" de una serie de palancas o mandos del aparato. Entonces, este último, si está en perfecto funcionamiento (no averiado), responderá fielmente (el "esclavo" informático) y de forma "totalmente previsible" a la acción de dicho operario.

Sin embargo, en el caso de la materia animada no existen palancas (mandos externos) que pueda "manejar ningún operador". La "inteligencia" de la misma máquina "gobierna" el mecanismo de forma directa, sin intermedio de mandos o palancas. Es más, no existe por ningún lado algo asimilable a mandos o palancas; es el organismo el que actúa al unísono, en todos los casos. (Eso no quita que existan subsistemas, dentro de todo el sistema que es el organismo, pero no es más que un aspecto funcional, pues la imbricación de todos los subsistemas es total y global en el sistema-mecanismo entero.)

¿Cómo, pues, puede manejarse la "máquina" organismo vivo (cuerpo)?... Pues de una forma tan "directa" que la simple "mente", a través del proceso de "implementación de la idea" (de cierta forma, el antiguo "logos"), es en sí la inteligencia y la acción juntas (una especie de dualidad, como en física la onda y el corpúsculo). Así que el organismo produce, entonces, "outputs" o salidas -comportamiento del ser vivo- que denotan claramente la actuación del "de suyo" de ese organismo (entonces ya transformado claramente en un ser vivo, en materia puramente viva): ¡El mecanismo ha incorporado al "sujeto" dentro! ¡El operador no es ya "exterior" al mecanismo, sino que se ha "introducido" en el mismo, es "interior" a él! También, paralelamente, hay un cambio "sustancial" en dicha materia "animada": aparece el "sentimiento" (una sensación interna). La materia se hace "sentiente", cuando todo mecanismo o aparato creado por el hombre es incapaz de sentir (es decir, no posee esa característica de la vida del "de suyo").

Lo básicamente novedoso es la aparición de una "voluntad" en la misma materia (esa materia-cuerpo tiene ya "voluntad", y por ende sentimiento). De esa "voluntad" original (la voluntad del filósofo Shopenhauer) nace todo lo demás, la misma vida.

Después de lo descrito, habría que analizar más detenidamente lo que ello supone... La materia se dota del "de suyo", y ello significa una voluntad, un sentimiento, un "hacerse sujeto", "un centrar el mundo sobre sí"... Todo ello constituye de forma indisoluble y no excluyente, la aportación del tal "de suyo".

Pero, al crearse aquella dualidad inteligencia-acción, dicha "fusión o síntesis" significa la transformación radical tanto de la inteligencia como de la acción, perdiendo ambas muchas de sus características definitorias... Para un "observador externo" (no el ser vivo que actúa) es apreciable en aquella "dualidad" la inteligencia que refleja la acción observada en el "comportamiento del ser vivo". O sea, es "perceptible" la "acción" y es deducible de ella la "inteligencia" que hay detrás de la misma... Mas para el propio ser vivo (el sujeto), ni hay "consciencia" de esa inteligencia (realmente es el "inconsciente" del propio sujeto el que actúa), ni hay "consciencia de que se está actuando, si no fuera por el efecto de dichas acciones sobre el "mundo exterior" (en su retroacción sobre el ser vivo). El organismo se limita a "vivir", solo "siente la vivencia", ese sentimiento básico de "sentirse vivo"... Desde esa vivencia "no actúa", habría que expresarlo mejor diciendo que más bien "despliega" su vida en el mundo. (Desde la radicalidad de su interior más íntimo se "despliega" hacia el exterior, hacia el mundo que, nuevamente, para un observador externo, presenta los aspectos de un comportamiento, de una forma de actuación ante el medio.)

Así que puede darse la paradoja, de hecho de lo más corriente, de observarse un comportamiento que a veces denota una alta inteligencia (caso humano), cuando el mismo sujeto no es "consciente" del alto grado de conocimiento e inteligencia que denota dicho comportamiento. (En la mayoría de los casos el hombre, por ejemplo, no siquiera tiene que "pensar conscientemente" -algo que, curiosamente, definimos como inteligencia humana- lo que tiene que hacer en las situaciones más cotidianas.) No hace falta recordar la cantidad de funciones altamente elaboradas que realiza el organismo humano sin ser plenamente consciente el mismo sujeto de ello; son lo que llamamos automatismos, precisamente un campo de investigación sumamente activo.

Del análisis de todo lo anterior, surgen cuestiones que parecen chocar con la lógica a la que estamos acostumbrados: ¿Cómo una inteligencia sin consciencia puede actuar? Parece que todo el proceso se inicia con una voluntad que construye una idea en la mente... La idea en la mente, ¿sería, entonces, capaz de "gobernar" el cuerpo, y ese gobierno significa establecer aquella dualidad inteligencia- acción? En nuevos artículos estudiaremos la cuestión.

(De la obra del autor Superego)

lunes, 8 de marzo de 2021

Reflexión, tiempo, sensación

Siguiendo con las recomendaciones expuestas en el artículo del Blog Foro Esencia "Las claves del fenómeno cuántico", voy a continuar con el hilo del artículo anterior de este mismo Blog.


Dije que es la reflexión sobre la imagen especular de nosotros mismos en el entorno, la que hace posible la decantación de uno de los estados de la superposición cuántica sobre nuestra interioridad: una consciencia (del observador) que se hace consciente de sí misma, la que a su vez, provoca la "emergencia" de la propia interioridad de la criatura (observador). Mas, ahora, quiero matizar aun más lo que representa tal hecho... Ya sabemos que esa "evidencia" sobre sí mismo que aparece, conlleva sobre la criatura la sensación-emoción, una incursión parcial en el mundo de lo inaccesible (INAC) que trae consigo: entendimiento, sensación, en suma, inmersión en el "mundo de las cualidades"... Pero, no solo eso, sino que también le supone la "aparición del tiempo", esa dimensión a la que estamos acostumbrados y que, entonces, se "incrusta" en lo más profundo del ser de la criatura... Quiero decir que esa nexo-reflexión entre criatura (observador) y su imagen especular en el entorno, hace posible la "cuantificación" del tiempo, "continuo" y por ello "inexistente", de la "naturaleza" del ser, en el archiconocido pasado-presente-futuro... Esa nexo-reflexión construye el "presente" del tiempo para la criatura, presente que significa potencialidad para la "acción" sobre el mundo (entorno). Y yendo más lejos, también la sensación necesita de esa "cuantificación" para existir en el presente, acompañando de esta forma a la acción, lo que en conjunto representa la "actividad", el comportamiento del sujeto... Sin esa "cuantificación" estaríamos ante algo más diáfano, más extendido, más sentimiento general del ser y menos sensación momentánea del presente...

Así que la materia (cuerpo) no limita al ser, y éste no es una "emergencia" de aquel, sino todo lo contrario, el ser lo "supera", desde su posición de elemento de lo inaccesible (INAC). Esa materialidad del cuerpo (con ella, el cerebro), es realmente una "retracción" de las inmensas posibilidades de la criatura, su ser, como elemento del INAC: se comporta como un "filtro" que acota al ser en su presente temporal, algo imprescindible para la acción, pues sin ello no sería posible la propia evolución (crecimiento o decrecimiento) de la naturaleza del ser: su desarrollo (creación de su naturaleza) lo necesita...

Al llegar a este punto, se entiende que tal "acotación" deja de incidir en el "óbito" (el filtro material desaparece -se descompone), resurgiendo el ser en todo su esplendor, fuera de sus limitaciones, dentro del "corsé" de su cuerpo material.

Un apunte más. Aunque la criatura funciona o se manifiesta con "unicidad", un "yo" (salvando los matices que se vislumbran claramente en mi obra Superego), es evidente que soterradamente existen innumerables subsistemas (igualmente vivos) que la conforman de diversa forma, en cada momento y en cada situación... ¿Qué hace posible, pues, esa "unicidad"?... Adivino que es la consecuencia de la aplicación de aquella ley ya expuesta asiduamente en muchas de mis obras, "la ley de semejanza", que hace posible el "entrelazamiento" necesario entre todos esos subsistemas (linfático, cardiovascular, etcétera), para poder actuar como un solo individuo. En este caso, creo que la "unicidad" que presenta el cuerpo material, tiene mucho que ver con el componente genético del núcleo de las células que lo componen (neuronas, células germinales, etcétera), tanto genética como fenotípicamente. Su identidad en todas las células del cuerpo, representa la "semejanza" requerida.

Y hasta aquí, el conjunto de reflexiones que he querido presentar en relación con el desvelamiento del mundo al que llamo inaccesible, cuyo interregno con el del mundo material que nos rodea es esa parte de la Física que llamamos MQ. 

viernes, 5 de marzo de 2021

Estudio sobre lo inaccesible (INAC)

 Aplicando las recomendaciones apuntadas en el artículo del Blog Foro Esencia, titulado "Las claves del fenómeno cuántico", expongo a continuación:

Hay una "superposición" de estados reflejada en la función de onda cuántica de Schrödinger, lo que es lo mismo que una realidad "en potencia", pues la verdadera realidad nace a partir de la "decoherencia" decantando un solo estado, este sí real.

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Y es la medida la que produce la "decantación"... Es la "consciencia" del observador de tal medida, la que hace posible todo ello... Se establece una "conexión" entre objeto (cuántico, por supuesto en superposición de estados) y la "cosciencia" del observador para tal posibilidad, en otras palabras, "consciencia" y objeto forman un sistema definido por esa relación o conexión, cuyo resultado es el objeto real (la decantación de un estado).

Ahora, si el objeto en cuestión es la "reflexión" sobre el mundo del propio observador (consciencia), la "conexión" entre el observador y su "imagen especular" sobre el mundo, produce la consciencia de esa consciencia, una cierta "evidencia" (no solo conocimiento) de sí mismo... Tal "conexión-reflexión" origina, pues, esa evidencia de sí, conocimiento parcial también,  pero la "evidencia" es "sentirse a sí mismo", con lo que "aflora" lo más íntimo de sí, produciéndose la sensación-sentimiento de uno mismo.

He de citar dos recientes artículos que vuelven a incidir sobre la naturaleza un tanto extraña del mundo cuántico:

"Imaginary Numbers May Be Essential for Describing Reality" (http://www.quantamagazine.org/imaginary-numbers-may-be-essential-for-describing-reality-20210303/)

"La consciencia no dependería del cerebro" (http://tendencias21.levante-emv.com/la-consciencia-no-dependeria-del-cerebro.html)

Respecto al primero, decir que la necesaria inclusión de números imaginarios en el mundo cuántico es imprescindible dado que, en mi opinión, ese mundo cuántico no tiene en sí una "realidad esencial", sino que solo refleja la interrelación (abstracta) entre los dos mundos que sí tienen realidad esencial: el mundo de lo accesible (AC) y el de lo inaccesible (INAC).

Respecto al segundo, para mí refleja que la consciencia es el elemento más sustancial del mundo, agente básico del mundo de lo inaccesible (INAC) que, por supuesto, desborda por todas partes al elemento material que lo conecta al mundo físico de lo accesible (AC), el cerebro.

En mi opinión, este somero análisis sobre INAC, muestra un posible enfoque en el estudio del mundo de lo inaccesible. Dios quiera que nuevas pequeñas "luminarias" vayan apareciendo, surgiendo de nuestras indagaciones.

MATERIA Y CONSCIENCIA

  El universo de Alejandro Álvarez Silva. Parte   I. Observador del "Hecho Consumado" . Parte  II . Idealismo analítico. Parte III...