miércoles, 18 de marzo de 2020

El velo como "reparación" (la actitud ante la muerte)


¡Cuántas veces hemos meditado acerca de la "brusquedad", la inevitabilidad del fenómeno de la muerte!... Casi nadie, yo diría que nadie, ha sido privado en alguna ocasión del "aldabonazo" de la muerte, cuando le llega a un ser cercano querido... Ahí empieza, mejor, se hace evidente la tragedia de tal hecho, que aunque natural y ordinario en la naturaleza, trastoca nuestra sensibilidad, haciéndonos ver, con su rotundidad, que ¡el mundo no es perfecto!

La muerte, igual que la vida, es un componente de la omnipresente evolución, sin la que no tendría lugar y con ello la aparición de nuevas especies, la diversificación de la vida...

Ahora bien, comprobamos que las criaturas más evolucionadas de la Tierra, casi como nosotros, comprenden la inevitabilidad de la muerte, la de sus seres queridos, lo que les acongoja, según se expresa en su comportamiento, empático y cooperativo... En opinión de muchos etólogos, elefantes, simios y delfines al menos, presentan una forma de velo ante la muerte de sus semejantes... Parece que los animales más evolucionados poseen estos comportamientos especiales, así que hay base para preguntarnos acerca del significado de tal tendencia, porque ¡también los animales (al menos los citados) velan sus muertos!: los elefantes palpan y mueven los huesos de otros elefantes, sobre todo del cráneo, y a veces velan sus cadáveres durante días, ahuyentando a los carroñeros y en ocasiones, semienterrándolos en la hojarasca.

En mi opinión, es una forma de "aminorar" la brusquedad de la muerte biológica, la "ausencia"... En otras palabras, usamos o practicamos el velo, el duelo y los ritos funerarios para conservar el recuerdo del muerto en la comunidad de sus allegados, lo que indirectamente contribuye a la unión entre sus componentes, en base al recuerdo del fallecido. Y también, ¿no será que ese velo es una especie de "reparación" (dado que para nosotros la muerte es una "imperfección" para un "mundo ideal"), de instinto de superación de tal hecho luctuoso?... Si fuera así, equivaldría a una manifestación de la actitud de solventar o suavizar los "defectos" que, a nuestros ojos, existen en la naturaleza, porque la muerte la asociamos al problema del "mal en el mundo" que siempre nos ha soliviantado, más allá de justificaciones parciales y puntuales (enemigos, enfermedades, etcétera). Y esta tendencia tiene ya su germen en esos otros animales citados, que demuestra la sensibilidad de la vida, llegando a un determinado nivel de desarrollo... y, precisamente, esta manifiesta tendencia es lo que nos lleva a conjeturar que no es el egoísmo de la especie, en particular la humana, el que acompaña al fenómeno religioso de búsqueda de otros horizontes, otros mundos (cielos, paraísos), la eternidad, pues lo expresado anteriormente puede interpretarse como la primera fase de una tendencia general de la sensibilidad vital hacia un futuro idílico, donde la propia vida se vea libre del mal y la muerte, y por consiguiente, la evolución no sea necesaria entre criaturas ya totalmente configuradas...

Esta actitud ante la muerte, ese duelo, ese velo es el deseo inconsciente de "reparar" el mundo que tenemos, para transformarlo en el idílico que nuestra sensibilidad anhela.

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