lunes, 8 de junio de 2020

Vida, autofunción y anestesia


En muchas obras he escrito sobre la vida (¿una obsesión, tal vez?)... Pues sí, me importa y al cabo de los años se me presenta como un tema de una complejidad enorme, vista desde cual esquina del saber, desde la puramente científica como la Física que abordó de forma tan magistral Erwin Schrödinger en su obra "¿Qué es la vida?", hasta la Neurociencia, la Filosofía, etcétera.

Aún así, una vez más voy a referirme al tema, y esta vez desde un novedoso enfoque, nuevo para mí, otro diferente punto de vista, puntos de vista todos necesarios dada tan enjundiosa cuestión.

Escribí hace muy poco en este mismo Blog, el artículo "El efecto de la anestesia sobre la conciencia", la explicación de cómo ejerce su poder esta anestesia sobre el paciente... Para mí la hipótesis propuesta en el mismo es sumamente esclarecedora... ¡expresa claramente el "desvanecimiento" de la consciencia y su nueva "aparición" a las pocas horas!... Y es que a mí, a continuación, se me aclaran algunas dudas que anteriormente quedaron en el tintero al escribir sobre la consciencia, parte fundamental del hecho vital...

En el conglomerado que supone nuestro cuerpo biológico, habitan un sin fin de organismos a los que tildamos de vivos: células de diversos tipos, adecuadas a cada función, virus, bacterias que aunque simbiotizan con nuestro organismo son individualmente ajenas (flora intestinal, etcétera)... Y aunque hay especulativas teorías que señalan e inquieren una extraña relación entre todos estos organismos (la mística y filosofía oriental están plagadas de tales supuestos), lo cierto es que lo que calificamos como "yo" (aunque para no pocos científicos el concepto está sometido a revisión) que como mínimo admite la tesis de que es lo más cercano a nuestra consciencia, se siente ajeno -no lo "siente" en su intimidad- a todos esos otros tipos de vida: lo más que reconoce es una relación de dependencia y necesidad (¿simbiótica?) siempre en la bruma del inconsciente...

Pues la anestesia da cuenta de lo que acabo de expresar: el anestesiado pierde la consciencia de la realidad, de sí mismo... , cómo no, pues, de los demás "subsistemas biológicos" que lo conforman; desaparece, por consiguiente, cualquier atisbo de consciencia bajo el dominio de la anestesia profunda, es decir, es inexistente, lo que confirma el paciente al "despertar" de la misma..., pero, también, después, ¡vuelve la consciencia igual que se fue!, eso que llamamos (propia o impropiamente) "yo", con lo que queda demostrado que éste es ajeno al devenir de los componentes biológicos que le acompañan: órganos, células, bacterias simbióticas, etcétera... O sea, las diferentes "vidas", células, virus, bacterias del conglomerado cuerpo son sustancialmente ajenas al meollo de nuestra "esencia" como sujeto, como "yo"... y aún cuando la materia biológica del paciente sigue ahí durante el trance de la anestesia, el sujeto "yo" momentáneamente ya no existe (se difuminó hasta el "despertar", algo absolutamente distinto a lo que acontece en el sueño)... En otras palabras, el sujeto como individualidad, es ajeno a los constituyentes biológicos del cuerpo... La criatura, pues, en esencia, no es la "materialidad" del cuerpo a la que la reduce al materialismo ateo, es algo más... Desde luego, nada estático, pues la vida, como se ha repetido hasta la saciedad, es proceso, movimiento, función, funcionalidad... Cada vez está más claro que las ondas cerebrales ponen en comunicación y coordinación a las distintas neuronas que van acompasándose como en un baile, cuya representación final es la expresión llamada consciencia-conciencia...

Ondas y materia biológica son los componentes de los procesos que las atisban, y ese "baile", esas "funcionalidades" varias que componen el movimiento de la vida, es lo que constituye la verdadera radicalidad del ser... Una abstracción, sí, que no está en ningún lado, como las abstracciones teóricas matemáticas...

Hace muchos años que ya definí la vida como "aglomerado información-sensación", y dije que era lo más amplio que podía imaginarse del propio concepto de vida, de la criatura viva...

La vida no es una materia que emerge con propiedades distintas a las de la propia materia física, una especie de materia vivificada... La vida es el proceso, las funcionalidades per se, quiero decir sin sujeto, sin observador: ¡ellas son el sujeto y el observador! ¡Viven para sí y por sí!: ¡la abstracción se ha hecho sintiente!: ¡la información de un código genético, se ha hecho sensible y debe velar por su conservación!... Por eso, redefino la vida como "autofunción" (función para sí misma, sin la reminiscencia de las eigenfunciones cuánticas): la "funcionalidad" y sus complejas elaboraciones, que en su apertura hacia el exterior (un ¡ojo! que todo lo ve) se comporta como sujeto, ¡se "autodefine" a sí misma!

Aquí, se produce una profunda apertura hacia el mundo cuántico, con su enigmático "entrelazamiento" que crea  propios sistemas entre sus componentes, origen de la individualidad manifestada como "sujeto".

¡Este punto de vista abre muchos horizontes, altamente sugestivos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Metamorfosis de la vida: !Elogio de la temporalidad!

  Primavera: ¡La eclosión de la vida! ¡Tanto buscar la eternidad!... Sin embargo, tiene visos de lo mortecino, de la imposibilidad en el tie...