domingo, 21 de junio de 2020

¡Libertad!


Solo hay un motivo o justificación por encima de la libertad... ¡la propia muerte!... Y el muerto ya no puede gritar ¡libertad!... si  pudiera, seguramente también sería su última palabra...

El tiempo parece ocultar entre brumas los males recibidos y así sentidos... pero hay uno que no se perdonará jamás y su debe pesará como una losa sobre los que lo han fomentado y permitido: ¡la privación de la libertad!

Ese grito, popularizado con la película "Braveheart" por Mel Gibson sobre la resistencia del pueblo escocés (William Wallace) al dominio inglés, es el que ha venido a nuestra memoria, tras la tremenda etapa de "confinamiento" (más bien una prisión domiciliaria) a la que han sometido los dirigentes a una sociedad democrática madura como la española...

Después de la experiencia, ahora sí que habría que estipular por ley la imposibilidad de que los poderes puedan cercenar de algún modo las libertades de los demócratas, del sufrido pueblo español... ¡los 15 días de prolongación del estado de alarma son una excepción, no un período que puede "estirarse" como el chicle!... y encima aprovechando ese período tan nefasto para emitir decretos-ley a "tutiplén", sin ninguna relación con la pandemia...

Ante la posibilidad de nuevos "rebotes", o futuras epidemias más que probables, no deberíamos admitir nunca más situaciones semejantes, ¡la libertad es el mayor bien que adorna a la democracia!... y un demócrata debe tener grabado a sangre y fuego, su oposición activa y enérgica a cualquier maniobra que en los sucesivo vuelva a ponerla en peligro...

Que el grito sea unánime: ¡Libertad!

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