lunes, 20 de abril de 2020

Un pollo sin cabeza y unas actitudes autoritarias


Hay varios elementos imprescindibles en la actitud de los dirigentes, para poder  pedir "sanamente" esfuerzos extraordinarios a su comunidad.

Y entre los elementos prima la ejemplaridad, pero no son solo los aspectos positivos los que han de primar, sino también y quizás sean más importantes los que restan, en el sentido de que deben tratar de evitarse.

Hay que evitar:

- La profusión de errores, sin su reconocimiento posterior inmediato y su rectificación.
- La falta de precisión, cuando no alteración voluntaria de la información transmitida a la comunidad.
- El exceso de información banal que no añade prácticamente nada al conocimiento que necesita el ciudadano para un comportamiento cabal.
- La no ejemplaridad en el comportamiento de los dirigentes, quienes tienen que ser los primeros que cumplan escrupulosamente las normas que exigen a los demás, y aún menos cuando es "vox populi" el incumplimiento por ellos de las mismas (cuarentena, derroches, etcétera).

Hay que practicar:

- El noble "acto" de dimitir, cuando la falta de eficacia o la mentira son cuestiones evidentes para amplias capas de la sociedad (y no hablo de mayorías).
- El hablar con verdad (huelga la oratoria) al pueblo constantemente, en el sentido de que no puede decirse lo contrario al cabo de espacios de tiempo ridículos, algo no justificable nunca, ni en política, ni en cualquier otra situación de la vida (no hay mayor desvergüenza que escudarse en aquello de que "el fin justifica los medios").
- El "esfuerzo y el mérito" como norma para el nombramiento de las clases dirigentes.
- El respeto a las ideas de los otros como reflejo de la "libre expresión", básica en todo comportamiento democrático. Su persecución es un atentado contra el pueblo.
- El respeto a la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), a la Constitución legalmente establecida (a toda, no una parte). Es una falta grave e inexcusable la "invasión" por el ejecutivo de los otros poderes.

*Un consejo: ¡Más recomendar y menos ordenar!... ¿No vamos a imitar en esto a los países nórdicos?

La falta de cumplimiento de todos y cada uno de los elementos anteriores, supone una falta de moralidad social y política, reflejo de actitudes autoritarias más cercanas al fascismo que a una verdadera democracia.

Ni siquiera la pandemia justifica la improvisación continua y los vaivenes en las normativas promulgadas, cual se comportaría ¡un pollo sin cabeza!

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