jueves, 2 de abril de 2020

De espectador a actor (un cambio radical)


Me estoy refiriendo muy particularmente al ciudadano de lo que se ha llamado el Primer Mundo... Muchos matices entre sus componentes, dadas las ideosincrasias tan distintas entre los ciudadanos de la Vieja Europa, del imperio americano, del oriente pujante de China y Japón, entre otros... Pero una cosa les asemeja, la globalización que promueve un estilo de vida moderno, "a lo occidental", y que tiene rentas per cápita más elevadas a las del resto del mundo... Pero, particularizaré aún más, al entorno de las aguas del Atlántico (Europa con Rusia y EE.UU).

Desde la última Guerra Mundial no se ha vivido un cataclismo semejante al provocado por la pandemia del coronavirus, reconocido recientemente por la misma ONU, pero esto no es más que la consumación de unos hechos que se venían produciendo en los últimos años...Yo resumiría tales acontecimientos, desde el punto de vista de la incidencia sobre los ciudadanos referidos, en una sola frase: "Tales ciudadanos han pasado de ser  espectadores de los acontecimientos del mundo, a ser actores en los mismos, actores totalmente identificados con su papel". Acostumbrados a ver en televisión tales acontecimientos como lejanos, a saber: guerras fuera de sus fronteras, calamidades que consideraban ajenas, etcétera.... cual películas que se proyectaban ante sus ojos, pues solo de tarde en tarde se veían "afectados" por los mismos... Lo dicho, meros espectadores.

Pero, he aquí que ocurrió lo que llamo la primera convulsión: el atentado sobre las torres gemelas en Nueva York, que supuso la entrada en el propio corazón del mundo desarrollado de la lacra del terrorismo, que ya existía antes... pero lejos... y ¡ahora estaba en casa! El impacto sobre el ciudadano americano fue inmenso, pues trajo a su casa la guerra, algo que siempre había vivido lejos de sus fronteras (primera y segunda guerras mundiales)... Ese terrorismo prosiguió con una serie de atentados que afectaron a las capitales europeas más significativas (Londres, Paris, Madrid)... ¡La guerra también llegaba al corazón de Europa!... Sus ciudadanos, habían pasado de ser meros espectadores, a actores con la obligación de tener que tomar decisiones que pasaban por su propia defensa y la de su país...

La segunda convulsión, esta ya más difundida o extendida en el tiempo, la representó y sigue representando, el cambio climático... Aún cuando algunos dirigentes políticos lo negaran (Trump, Bolsonaro...), los frecuentes cataclismos (inundaciones, huracanes, etcétera) lo evidenciaban, junto a la opinión de los más sesudos científicos... Y no eran simples reportajes periodísticos, repetidos asiduamente por los telediarios: el ciudadano lo sentía en sus propias carnes, pues ¡era un actor que vivía el papel que el designio le reservaba, y que antes solo observaba en su televisor!

Y el remate, la convulsión presente: la pandemia... Y en esta tercera convulsión, el despertar ha sido abrupto, de la noche al día un enemigo cruel e invisible ha azotado el mundo, y muy particularmente (¡llueve sobre mojado!) para el ciudadano de occidente, el ciudadano del mundo global... Tercer aviso para aquel ciudadano (espectador) que desde su cómodo sillón abría su ventana al mundo a través de su televisor, y que, sin adivinarlo, inexorablemente se vio inmerso en un papel de actor, pero un actor que vive (y nunca mejor dicho ) su papel, el papel que le corresponde en un guión que nadie hubiera querido escribir...

¡El mundo ya no será el mismo (al menos para nosotros -ciudadanos del Primer Mundo-)... ya somos los "actores" participantes de la obra (la Historia) que antes observábamos muy cómodamente desde nuestras butacas!

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