sábado, 11 de enero de 2014

Reflexiones en torno a la filosofía (II).


Hay que rechazar "lo existente", pero por medio de una salida "fuera de su plano", fuera de su marco.

Y es que el marco "salta" si se "incide" (se irrumpe) desde otro terreno totalmente "ajeno" a ese marco: ¡si queremos incidir de forma clara y contundente en la filosofía, no debemos "nadar" en dicho plano!. ¿No fue ese el comportamiento desde su campo de la ciencia al inmiscuirse en la discusión filosófica?... Ahora bien, si la propia ciencia, a fuerza de "inmiscuirse", se ha transformado en demasiadas ocasiones en pura filosofía, ya no vale la "catapulta" de esa ciencia como acicate de la filosofía... ¡Hemos de acudir a otro poder, el de la intuición, para conseguir remover los cimientos de la misma!... ¿Pero qué tipo de intuición?... Pues no una intuición referida a conceptos o ideas, sino a sentimientos, emociones, a una poesía pura, "comprometida", imbuida de un amor entre los seres, hacia el Ser.

La línea que propongo cruza la divisoria entre religión, teología y poesía (teología poética), ambas hijas directas de la "intuición"... Desde este campo ajeno (a la filosofía) se acalla el canto de sirenas, saltando por los aires las ideas filosóficas no adornadas de una nueva "savia" que conmueva los corazones... Desde este marco se alcanza la unicidad, la pureza, la simplicidad, se difuminan los matices (hijos del entendimiento -la información-, la ciencia), se "estira" la racionalidad hasta campos ya fuera de su frontera, como corresponde a la "interioridad", la subjetividad... El camino se dirige indefectiblemente hacia el Ser: la pura poesía-amor (única), adornada de clarividencia (entendimiento) y sabiduría sin límites (filosofía)... Pero este no es el dominio de la religión: fe y creencias. Al menos la religión entendida como hasta el presente. La nueva fe y creencias no emanan de una "supuesta divinidad" o ser superior, en dirección de arriba a abajo (teleología)... El camino es justamente el contrario, de abajo a arriba. Nace de la poesía, de la intuición del alma humana que se "eleva hacia el Ser" (¿esa divinidad?)... Esta nueva religión es una creación del hombre (¿el superhombre nietzschiano?).

Hemos encontrado, entonces, una nueva vía, un arma que nos posibilita la construcción de una nueva "religión", que ya no es tal sino una simbiosis (identificación en colaboración) de ciencia, filosofía y religión. ¿Es, pues, el marco la filosofía, la ciencia o tal vez la religión?... No, su propio marco se sitúa arriba de cada uno de los tres (va más allá de cada uno de ellos por separado), que allí (en su propio lugar) aparecen unificados.

Y con esta última idea motriz tenemos ante nosotros un "atractor", un elemento (luz) sobre el que se va clarificando y, a la vez, relativizando, los distintos acervos de cada uno de los tres ámbitos: filosofía, ciencia y religión. Se establece un orden, por consiguiente, en cada uno de ellos que, entonces, traslucen complementariedad, colaboración... La diversidad no es ya contradicción, enfrentamiento; se remueven los cimientos, creándose un nuevo edificio perfectamente armónico... El Ser es, en definitiva, el "atractor" que lo hace posible.

(De la obra de Alejandro Álvarez Silva titulada "El cierre del círculo")

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