jueves, 2 de julio de 2020

"Espiritualizando" el mundo


Al mismo tiempo que fue perdiéndose la distinción entre "cuerpo" y "alma", sobre todo en el ámbito científico, con una revalorización evidente del primero en detrimento del segundo, fue decayendo el interés por la filosofía de René Descartes, su discurso del método o su cartesianismo.

No obstante, es indudable que dentro de la historia de la Filosofía y la misma Ciencia ocupa un lugar preeminente, puesto que fijó las bases de la filosofía moderna. Es decir, su mérito está fuera de toda duda... Yo me pregunto hoy si su pensamiento sigue teniendo un valor intrínseco, por encima del tiempo y los acontecimientos acaecidos desde entonces.

Si la neurociencia desaconseja los conceptos de alma y el propio "yo", tan omnipresentes en tiempos de Descartes, eso no quiere decir que lo que quiso diferenciar y establecer el filósofo con su "res cogitans" y su "res extensa", en su esencia no sigan siendo vigentes.

Creo que los errores que conlleva el uso de las palabras "cuerpo" y "alma" dejan de serlo, si en vez de fijarnos en dicha dicotomía, pasamos de establecer o considerar dos o una "sustancia" y simplemente hacemos hincapié en los dos puntos de vista que van asociados a esos dos vocablos distintos. Me explicaré.

El cuerpo, la "res extensa", es la visión científica que tenemos del "material biológico" que posee todo ser vivo, es decir, la visión "desde fuera" de cada criatura viva. Este es el primer punto de vista al que me referí antes. Ciertamente, no es el punto de vista (aunque también) de un único observador, sino el de toda una comunidad (claramente manifiesta en el colectivo científico).

Ahora, hagamos tabla rasa de todo lo anterior, y adentrémonos en el puro subjetivismo de la criatura viva. nosotros, por ejemplo. Yo por lo menos, me siento el mismo ser hoy, ayer y me imagino mañana... El tiempo, si no nos fijamos en los acontecimientos externos a nosotros mismos (lo contrario es, precisamente, la base de la medida del tiempo físico), tiene un valor muy subjetivo para cada cuál... no parece transcurrir, si nos circunscribimos a nuestra interioridad... En nuestro mundo interior nos sentimos siempre el mismo ser (un "yo") que pasa por diferentes estados de ánimo, unas veces más libres, otras menos, en virtud de circunstancias externas a uno mismo, que no nos dejan vivir en la plena potencialidad que deseamos... El tiempo, pues, no tiene que ver con el de las otras criaturas, cuyas circunstancias y subjetividades son totalmente distintas... El tiempo para cada criatura, desde "el punto de vista propio", es un continuo para ese "ser", y solo podría definirse con carácter general como la "durée" apuntada por Henri Bergson.

La visión del científico, el punto de vista al que llamamos "objetivo", no tiene nada que ver con lo anterior... El hito de la sensación percibida por la criatura en su interioridad, para la Ciencia es la influencia de un particular "neurotransmisor" en ese momento en su cerebro... Existe un paralelismo evidente entre esos dos hechos, pero ambos existen y uno, no borra en modo alguno al otro.

Para mí, los dos puntos de vista anteriores son los que marcan y están detrás de lo que Descartes quiso decir con su "rex cogitans" y su "rex extensa"... ¿Que puede decirse que es la misma "sustancia" la que presenta esos dos aspectos distintos (cual, salvando las distancias, la dualidad física de onda-corpúsculo), o, para Descartes, dos sustancias distintas?... No entraré en la discusión, por otra parte, y a mi modo de ver, completamente indiferente para el propósito que persigo... que, para mí, es la revalorización de la conciencia... Creo firmemente que son las consciencias las que mueven el mundo... posición contraria al materialismo vigente, en el que se pretende que la materia con sus precisas formulaciones matemáticas darán explicación de todo...

Se me ocurre que el universo sería lo que se "observa" o "existe" fuera de la conciencia de la criatura viva... El crecimiento de la información que va atesorando dicha criatura en su interrelación con los distintos "objetos" del mundo, va haciendo que se desarrollen sus propias potencialidades, evolucionando a la par, "dándose cuenta" crecientemente de tal interrelación... Sujeto (la criatura) y objeto (el mundo interiorizado) crecen en paralelo... Información (proveniente del exterior) y sensación perfeccionan tal interrelación... como si la criatura se "empapara" como una esponja, asimilando lo que le llega de fuera... Entonces, existe una tendencia hacia la complejidad del organismo vivo, lo que llamamos evolución. El resultado es que la criatura va asimilando en su esencia, cada vez más objetos del mundo... ¡Y en el futuro lejano, quizás la conciencia pueda indiferenciar, al fin, su propia esencia de la del mundo! ¡Confluencia en el infinito!

¿Qué nos enseñó, pues, el filósofo Descartes en la historia evolutiva de la conciencia?... Que su declaración "cogito, ergo sum" ("Pienso, luego existo"), se encuentra en la vía media hacia la "desvelación" de la conciencia como "el motor que mueve el mundo".

¡En el futuro, la conciencia espiritualizará al mundo!

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