miércoles, 2 de octubre de 2024

Entrelazamiento cuántico, fenómeno empático y sensación.

 Nueva hipótesis.

Ya se que en muchos de mis artículos aparecen continuas sugerencias que, con la mayor ilusión y pretendida seriedad, solo pretenden dar ideas que puedan germinar en cerebros que consideren puedan serles útiles. No pretendo nada más, es decir, buscar una autoría que ya desde hace tiempo no persigo. Repito, tan solo buena fe, aunque en estos tiempos parezca un tanto raro. Una vez más, no hay otra pretensión.

En este mismo camino ahora propongo que suponiendo que el campo mental se soporta, al menos parcialmente, en un tipo de entrelazamiento cuántico entre neuronas, evidentemente en cooperación con otros mecanismos más conocidos, sería la empatía un vehículo de conexión (cierto tipo de conexión) entre ese entrelazamiento del campo cuántico de la mente del objeto (ser vivo) con el campo mental del observador externo: otro tipo de entrelazamiento, esta vez entre las mentes del objeto "vivo" y la del observador (¿consciente?).

También supongo, y no es poco desde luego, que la sensación interna de cada individuo, va igualmente a caballo del entrelazamiento cuántico (siquiera parcialmente) entre las neuronas (a grosso modo, sin descender aún a los microtúbulos defendidos por Penrose) que participan en el funcionamiento del cerebro (campo mental).

Entonces, esa sensación de la criatura es "trasmitida", vía entrelazamiento, al observador (consciente o no). Así, entrelazamiento cuántico, fenómeno empático y sensación estarían de algún modo interrelacionados. ¿Ciertamente, no convendría, entonces, tener en cuenta estas sugerencias?

Yo imagino que la mente de la criatura observada está de alguna forma "conectada" con la mente del observador (al menos, y como mínimo, por los cuantos de luz que procedentes del objeto -vivo- alcanzan al observador), pero tal conexión poseería distintos niveles, desde su casi ausencia hasta la conexión más profunda. En cada nivel, del cero al todo, se romperían ciertos enlaces (los enlaces caracterizarían cada una de los distintos niveles de conexión), hasta la desaparición completa de los mismos, que sería la identificación empática de la mente de la criatura objeto con la del observador sujeto. Me explicaré más claramente.

Los enlaces a los que me refiero son el conjunto de dimensiones existentes en el mundo definido por el objeto y el sujeto; todos los enlaces serían las coordenadas físicas(espacio, tiempo, campos) que definen el entorno físico (mundo), junto con otros elementos, de sujeto y objeto. La empatía sustituiría cada uno de estos enlaces por una de esas conexiones "fantasma" que acompañan al entrelazamiento cuántico: una empatía baja, quizás, solo sustituiría a un enlace (por ejemplo, el tiempo); una mayor sustituiría más enlaces (por ejemplo, espacio y tiempo, etcétera). Es como si el aumento de empatía fuese "acercando" cada vez más el objeto (criatura) al observador, desde el punto de vista de que, en realidad, los enlaces serían algo así, metafóricamente, como "palos en las ruedas" en el camino hacia la unificación entre sujeto y objeto. En el límite, empatía total, existiría una identificación completa entre ambos: sujeto y objeto serían lo mismo. En tal caso, la empatía total sería el sí mismo: El objeto es el propio sujeto: La sensación es la interna de la propia criatura, estado que se corresponde con una ausencia de enlaces, o asideros "externos" que pudieran hacer posible la autodefinición, la comprensión (científica) del propio sí mismo del individuo.



¿Qué hemos perdido y qué hemos ganado? Se ha "difuminado" la claridad, la objetividad científica del observador externo basada en la exactitud de las coordenadas físicas del mundo exterior. Algo aséptico, pero preciso, ausente de emociones y sensaciones que perturben la medida, la mirada imparcial. Por contra, esa pérdida ha supuesto la aparición de la sensación interna del sí mismo, con la dificultad añadida de una falta de orientación respecto a la ciencia tradicional. Son como polos opuestos. Lo interesante es el campo virgen que se nos presenta para el estudio de la interioridad en base al fenómeno empático.

Adoptando estas ideas, aparecen múltiples dilemas y planteamientos ya no solo filosóficos, sino metafísicos. Un campo maravilloso se abre ante nuestras mentes, cuyo meollo se resume en la conexión "entrelazamiento cuántico, fenómeno empático y sensación".

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