lunes, 10 de octubre de 2022

Amor, desamor, odio

 Tanto y tanto se ha escrito sobre el tema, que no hay biblioteca que pudiera contener los libros, novelas, etcétera que de alguna forma se refieran a cualquiera de esos conceptos, así que lo que expongo a continuación es una visión muy parcial, muy particular pero que refiere a las circunstancias vividas por el que escribe.



En mi visión el desamor sería lo contrario al amor, lo que equivale a algo así a como la indiferencia. O sea, lo que tanto se ha descrito al odio como lo opuesto al amor, por mucho que se haya hecho popular, no sería verdad.

El odio es una verdadera fuerza de la naturaleza, tanto que ha sido y sigue utilizándose políticamente en las colectividades. Llegar al odio, implica una serie de secuencias previas referidas a la ira, la aversión, etcétera.

Claro que desde el punto de vista neurológico, los circuitos correspondientes al amor y al odio corren paralelos en gran parte, aunque no son idénticos: en el odio participa más la corteza prefrontal, el razonamiento. Debido a ello se ha producido el error anteriormente expresado de situar al odio como lo opuesto al amor.

El desamor suele tener un secuencia más lenta, partiendo de la tristeza y la frustración, la pérdida de ilusión o de expectativas.

El amor claro que es la esencia de la vida, pero permite muchas gradaciones, desde el apasionado, al romántico y un largo etcétera.

De todas formas no confrontemos amor y odio, pues en repetidas ocasiones nos encontramos con la triste realidad de que el odio es más fuerte que el amor. Lo dicho: ¡amor, desamor y odio son conceptos muy distintos!

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