domingo, 21 de febrero de 2021

Agenda 2040

 "El mundo vuelve a su cauce. ¡Fuera basura! De las aguas, del campo... de las mentes"

Atardece. El cielo anaranjado se abre a un infinito de abigarrados colores caleidoscópicos: son nubes caprichosas difuminadas en un azul risueño en descenso. Y a los lados la multitud de verdes como enorme colchón mullido. Aquí y allá flores de todos los rincones y tonos del arco iris, con la amalgama de olores perfumados que adormecen los sentidos.

Pero ante tamaño cuadro casi celestial se requería un cuadro de ángeles o casi ángeles. Nuestros ángeles tienen un idioma: la poesía. El poder de los sabios hizo posible la presencia de los ángeles: los poetas. (Dicen que hace tiempo, cuando aquellos dominaron la "realidad virtual", pudieron hacer revivir los antiguos poetas -por supuesto, históricamente tiempo ha fenecidos). El caso es que cuando el venerable anciano deslizaba mansamente el fluido mágico de su palabra, un coro de poetas en divina melodía, recitaba sus poemas.

"Hoy, queridas criaturas, son la prudencia y el amor quienes guían nuestros pasos. El amor a lo que nos rodea, hacia nuestros hermanos animales, hacia nuestras hermanas plantas nos impide otra actitud. Sí, el hombre no puede desvincularse de su labor creadora, de su cooperación con el Ser Supremo que le lleva a actuar de forma que todo beneficio propio que no lo sea también del grupo, de la humanidad, de toda la naturaleza es íntimamente rechazado.

¡Cuánto evolucionó nuestra vida interior con el nuevo sino! La humanidad no fue tal, verdaderamente, hasta que encontró la nueva verdad... Y es que apenas había avanzado en los miles de años que transcurrieron desde que empezó a escribrir, hasta bien entrado el siglo XXI; desgraciadamente, el mismo Espíritu  se había batido en retirada ante el ídolo de un progreso material que en realidad solo alcanzaba a pequeña parte de la humanidad. El camino del análisis, de la disección científica, había conducido al hombre a un alejamiento del verdadero Ser, de su linaje humano. Nuestra senda es hoy la antítesis de la anterior: la vía de la meditación, el éxtasis, la antesala de la unión con el Espíritu Supremo.

Sabemos que el antiguo desarrollo técnico conducía a una falsa alegría, a una vida de comodidades germen de una progresiva muerte, la de los tintes acres, no la mansa, divina y hermosa del encuentro... Se prometía no el paraíso, sino variados paraísos, tan caducos como los efectos de las variadas drogas que por aquellos años solían obnubilar, con demasiada frecuencia, las mentes de los hombres... Se recurrió a una desvirtuación de las técnicas chamánicas, secuestrando ancestrales sabidurías usadas en ritos de iniciación sagrada, acaparando todo tipo de drogas naturales y sacándolas, así, de su propio ámbito... Y fue, una vez más, la Técnica la que fue suplantando estas últimas por otras sintéticas apellidadas drogas de diseño.

¡Cuán lejos aparecen hoy nuestros viajes a los diferentes planos de la realidad!.. Nuestra arma, la meditación, la mente preclara rayana en la clarividencia.

Hermanos, ya sabéis que no estamos solos en el Universo. Somos muchos y queremos ser más. Queremos hacer partícipes de nuestra alegría a más y más seres, igual que nuestro Dios nos donó la existencia y el amor a nosotros mismos.

La Vida tuvo un lento caminar, en el que a cada paso parecía peligrar y hasta desaparecer... ¡Pero la Vida al fin ha explotado entre el cáliz de nuestras manos!... ¿No veis esa irradiación, luz cegadora ante la que se apaga cualquier sombra?... ¿Qué puede deteneros ya?... ¡Hoy es el día de vuestro nacimiento: la deificación de vuestro ser!... Hasta la memoria anterior borró aquel Resplandor: ¡Fue el despertar!... Y aquel parto fue doloroso, encerrando en sí amargura, y también una velada dicha, anticipo de tiempos mejores... ¡Pero ya solo queda felicidad, satisfacción: la del Creador ante su obra!"

La exaltación del anciano era evidente, su transfiguración en el más brillante lucero emitía una melodía sublime: la melodía de las estrellas.

"Hermanos, mis alevines, ¡qué magnífica labor ocupa hoy nuestros desvelos" Solo tenéis un trabajo, que no fatiga, que alegra, que expansiona nuestro espíritu: ¡Crear!... Hoy es la nueva y continua primavera, únicamente interrumpida por delirios de exaltado Amor... La potencia de la Vida, de la Voluntad, es la constante que exuda por todos los poros. El Espíritu lo llena todo, lo es todo... anida en el fondo de la sorprendente y bucólica Naturaleza, pero se fija igualmente en el último rincón del Cosmos, más allá de las galaxias salpicadas de la voluptuosidad exultante, del juego armonioso, del pálpito incesante de las almas y los corazones, que en ritmo y música celestial alaban el esplendor de la nueva era.

¡Creadores todos, el laurel coronado de vuestras sienes ciega el sol del mediodía!..."


(De la obra Melodía en las estrellas)

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