miércoles, 5 de agosto de 2020

Caos y oscuridad





Aquello a lo que se denominó Dios, en verdad sigue siendo un verdadero misterio, al menos desde el enfoque científico, manteniendo en solfa la fe religiosa... Por ello, quizás la metafísica hoy está en sus horas más bajas. Precisamente en esto consistía el "meollo" de mi último artículo: "Metafísica de los grises".

No voy a repetirme en cuanto a lo dicho en el citado artículo, pero sí recalcar la necesidad de plantear de forma sería la discusión sobre una nueva metafísica tan necesaria para la criatura humana de forma individual, pues al fin y al cabo, todos sin excepción nos encontraremos personalmente ante lo trascendental, el paso entre la vida y la muerte, donde los principios básicos y fundamentales del hecho vital propio se presenta con toda su trascendencia... Ahí, una metafísica, eso sí, de acuerdo con los nuevos tiempos, nos será fundamental...

Así que, por todo ello me veo en la necesidad de volver a abordar el tema de la trascendencia, del significado del ser, del papel, si existe, que tenemos asignado después de tal trance...

Dentro de la metafísica, la teología, el concepto de Dios, sigue representando una parte sustancial, yo diría crucial... Aparte de las religiones clásicas, donde representa su base fundamental, otros movimientos como la consabida New Age, o la que profesan no pocos científicos, como el propio Einstein, también admiten la existencia de una Criatura única, fuera de lo normal, y a la que deberíamos todo...

No quiero tomar partido, primero por ser algo tan subjetivo que cada uno lleva dentro su propia idea de Dios... Ahora bien, no puedo ser ajeno a la cuestión... Yo también tengo mi criterio... Resumiendo mucho, mi dios no es único, ni infinitamente poderoso, pues creo que hay una fase, digamos pre-dios, anterior a todo y de la que surge hasta el propio dios: sería el "caos" del inicio, muy parecido al Tao que da origen al Taoísmo... El azar sería una manifestación del mismo, y hasta ese dios en el que creo se vería sometido a esa "potencialidad"... Como consecuencia, su poderío se vería "mermado" por tal circunstancia: ¡Es "hijo" del mismo, por lo que no puede evitar su origen!... pero, en su beneficio, si puede considerarse así, "el mal" (en particular, lo que se había considerado secularmente "el problema de la existencia del mal en el mundo") sería ajeno a él, ... es más, habría una dedicación muy especial por su parte para tratar de "atajarlo" (cuando ello fuese posible, puesto que el reino del caos-azar, como origen de todo, mantiene su vigencia).

Bueno, en verdad no era este el motivo del presente artículo, pues, como refleja el título, es la metáfora del "caos y la oscuridad" lo que quisiera reflejar...

La oscuridad, si es total, se presenta como algo indiferenciado: ¡no puede observarse nada ante una ausencia de luz total!... Por eso, la equiparo a un caos completo, sin matices que puedan diferenciar nada concreto...

Una noche pasé en vela, ante una oscuridad que solo produce miedo al no saber a qué atenernos, ante lo que nos pudiéramos encontrar, y por tanto, qué medidas tomar (el ser humano tiene miedo a la oscuridad como reminiscencia de los peligros que le acechaban en los momentos de la prehistoria).

Y en la tenue luz del amanecer, empezaron a presentarse las primeras difusas imágenes que, "transparentaban" ya los primeros objetos del entorno: elementos conocidos, y como tal desmitificados del peligro anteriormente imaginado...

Me pareció una revelación. Desde la oscuridad (el símil del caos), la luz (que asimilé a la acción de dios) empezaba a crear imágenes, los seres que representaban... Nuestro espíritu acrecienta su esencia, su tranquilidad, su serenidad ante el dominio de la luz (dios), la creación continua...

Esa noche, ¡el caos fue la oscuridad!

P.D.

Igual que la luz crea imágenes (seres) arrancadas de la oscuridad, la luz total, el resplandor absoluto no admite más imágenes que él mismo... ¿Desapareceremos dentro de él?

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