viernes, 24 de enero de 2020

El lago "verde" portugués






No soy un guía turístico que pretenda convencer a nadie de las bondades del paisaje, o los equipamientos hoteleros al respecto, ni nada parecido. Solo escribo acerca de mis impresiones ante diversos elementos naturales o no, que han supuesto un recuerdo entrañable, querido y satisfactorio a lo largo de mi vida... ¿Impresionista, tal vez?... No llego a tanto.

Bueno, basta de divagaciones... Hoy voy a relatar mis impresiones sobre un viaje realizado años atrás al Parque Peneda Gerês, en la frontera hispano-portuguesa... Desde Ourense, partiendo de Lobios, una carretera se dirige hacia Riocaldo, una estación balnearia de aguas calientes medicinales que además es hotel, pero puede uno bañarse en el río (de agua caliente, también -ver imagen) sin coste alguno... Aquí aparecen restos de unas construcciones romanas (ver en la foto los trabajos a su descubrimiento), pues Roma conquistó estas tierras en tiempos de Bruto y el mismo Julio César. Tal es así que por aquí y por la carretera que íbamos a recorrer pasaba la calzada romana (Vía Nova- Vía XVIII) que desde Braga (en Portugal) llegaba a Astorga (Asturica Augusta).

El parque pertenece a ambas naciones y sigue siendo impresionante, aún cuando numerosos incendios a lo largo de las últimas décadas han sacudido la paz de estos parajes.

Los dos lados de la frontera son majestuosos: corzos, jabalíes y otros animales, junto a todo tipo de rapaces habitan la zona... Y la parte portuguesa, si cabe es más frondosa. El río Homem, en Portugal, desciende desde el Pico Nevosa (mayor altura de esta sierra de Larouco), casi desde la misma bocamina de la mina de wolframio, explotada durante la guerra europea... Sus aguas son clarísimas, y en sus orillas divisamos un gato montés que llenó nuestras expectativas.

Igual que en la parte española, los manantiales de agua caliente, indudablemente con origen en las mismas entrañas de la tierra que las de Riocaldo, se suceden a lo largo de la carretera, ahora de bajada desde el puesto fronterizo (que hoy se pasa sin hacer ninguna parada; no como entonces), surten a algunos balnearios como el de Gerês... Poco más tarde, aparecen los embalses construidos sobre el río Cávado, y a la derecha el "lago verde" al que me referí en el título (Villarinho da Furna)... En toda esa zona existen establecimientos turísticos que aprovechan el tirón de sus preciosas aguas de tal tonalidad y que llaman la atención, con embarcaciones dedicadas al recreo náutico... El lugar es precioso: ¡bien lo sabían sus antiguos pobladores, pues la prehistoria dejó abundantes señales en todas estas tierras!

He de decir que "no sé como le irá hoy a los empresarios del sector, pero yo, desde mis recuerdos, recomiendo encarecidamente la visita". (Hay truco, mi familia es hija y parte de toda esta zona de la Baixa Limia).

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