lunes, 6 de marzo de 2023

¿Correcciones en la democracia?

 En base a mi reciente artículo titulado "Pasado y cambio de perspectiva", haré alguna reflexión acerca de la conveniencia de cierto cambio en la base de las teóricas democracias liberales occidentales al uso. Y es que para mí, los años transcurridos a lo largo de los siglos XIX, XX y lo que llevamos del XXI, aconsejan realizar pequeños cambios o matices respecto a la base democrática característica del llamado "sufragio universal". 

No en vano se nota una cierta tendencia al autoritarismo ya en demasiados países, de suficiente entidad para que tengamos muy en cuenta la señal que nos transmite. ¿Estamos seguros que tales disfunciones en las autodenominadas democracias "al estilo iberoamericano", o el mismo sistema político de la Federación Rusa de Putin, no encierran en sí cierta necesidad de cambios en la democracia?

En el artículo anteriormente citado expresé que el observador, en cierto modo "imparcial" (entre comillas), lo representaban los sabios ya ancianos por su menor apego a los cambios del futuro, para salvaguardar su pasado; así sus juicios son los humanamente más imparciales, y por ello sus decisiones más objetivas. Opiné que eso no acontecía en general en el adulto y el joven, mucho más apremiados en sus circunstancias del presente: ¡Juicios más subjetivos que los del sabio anciano!... En otras palabras, el "distanciamiento" es clave para la toma de decisiones lo más objetivas posibles: ¡lo cercano temporal origina, en multitud de casos, tomas de decisión erróneas!

Ahora propongo otro tipo de cercanía respecto a los hechos. Esta vez la cercanía no va a caballo del tiempo, sino de la información. Nos sentamos cómodamente en el salón ante nuestro televisor y, precisamente, el "empacho" de información es inmediato... Estamos en período preelectoral en España, pero nuestras conclusiones son las mismas para casi todos los países en períodos similares. 

Yo diría que sufrimos un exceso de información, una sobreinformación... y, ¿en qué sentido? Me explicaré.

Es virtuoso que el votante esté bien informado: esta es la base del sufragio universal de las democracias... Pero, esa "buena" información lo será si le es útil al individuo que va a votar; nadie duda que dentro de la enorme profusión de mensajes que son "lanzados" sobre el votante, lógicamente "algunas" de tales informaciones le serán útiles, pero ante el marasmo impresionante de tal invasión de intimidad, se corre el riesgo de enmarañar aquello que en potencia sí le era útil, con otras informaciones que no lo son en absoluto, y que consecuentemente pueden impedirle reconocer con objetividad aquello que le conviene: sus verdaderos intereses, sus prioridades.

En este caso, la "cercanía", como en el símil del pasado temporal del artículo anterior, impide al ciudadano-votante adquirir la objetividad que se necesita para un sufragio universal verdaderamente justo, sin tergiversaciones que conduzcan en direcciones o intenciones inconfesables (influencia de poderes ocultos nada favorables para la comunidad o la sociedad en sí).



Hay que proteger al ciudadano ante tales desmanes... sí, desmanes que originan la tremenda profusión de medios audiovisuales que en los períodos electorales son verdadera plaga. (El votante solo descansa, gracias a Dios, cuando deposita su voto en la urna: ¡Qué liberación!)

Esta "sobreinformación" es dañina pare el individuo, nada útil para él... Se da todo tipo de manipulación que conduce a unos resultados nada favorables para una sociedad sana y justa... Desaparece la "objetividad" necesaria para el desarrollo de un "sufragio universal" justo... A grosso modo, la "subjetividad" del ciudadano-votante alcanza hitos inasumibles, resultado de tanta "sobreinformación"... Tal situación, tales planteamientos, requieren un "ajuste" importante en bien de la necesaria "objetividad" que requiere el sufragio universal de las democracias occidentales: ¡El control de los medios se hace imprescindible! ¿De ahí esa observada tendencia al autoritarismo anteriormente citado, pretendiendo corregir lo apuntado? Lástima que esto de pie para que, en multitud de ocasiones, los sistemas políticos acaben en verdaderas dictaduras, ¡cómo no!, alentadas por el Poder: ¡Una mala salida para un problema, que como vemos, es real, pero que indudablemente hay que darle una buena solución!

El ciudadano-votante debe estar bien informado desde luego (no sobre informado), pero en los asuntos que prioritariamente le atañen; lo contrario le acarreará desorientación, cierta angustia, desánimo y graves errores en su elección.

Ahora, como siempre, ahí está el quid de la cuestión: ¿Cómo y quienes deben realizar el control?

Las democracias requieren una puesta a punto para el tiempo que nos acompaña, de ahí la "desintonía" actual entre "democracias liberales occidentales" y las variadas "autocracias" existentes. ¿Cuál será el desenlace?

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