En primer lugar, he de advertir que aunque con título similar, no me estoy refiriendo en el artículo a la obra de Jung.
Existen multitud de artículos en los que ya hacía referencia a la "impronta" de nuestra vida en la totalidad que representa el universo, con su globalidad que incluye su espacialidad y su temporalidad completa. Pues bien, en verdad que en ellos hacía mucho hincapié en el papel trascendental del "presente" como campo en el que el "yo" ejerce su acción, de forma que en cierto modo la vida podría circunscribirse al conjunto de todos los "presentes" que sucesivamente, y hasta la muerte, habría tenido la criatura viva...
Una nueva vuelta de tuerca en ese estudio sobre la vida, y en particular la psiquis del ser vivo (entre ellas la del hombre), creo que representan los razonamientos e intuiciones que ahora expresaré.
Y todo tiene que ver con el papel tan fundamental que el Inconsciente representa en nuestras vidas... Es casi como una corrección de lo que apunté en aquellos artículos precedentes, en los que la voluntad del "yo" del presente se erigía como lo más importante del individuo, lo que marcaba su "individualidad".
Corrijo ahora, creo que la "individualidad" de la criatura viva está relacionada mucho más con el "Inconsciente"... Son clásicos en el psicoanálisis los estudios de Freud y Jung sobre el Inconsciente que le dan suma importancia en la psiquis de la criatura: el Inconsciente es (metafóricamente) el inmenso "cuerpo del iceberg sumergido en el agua"; lo consciente y lo subconsciente solo entran en la pequeña parte de ese iceberg expuesto al aire.
Yo y sí-mismo, bajo la misma naturaleza, no son, sin embargo, lo mismo: el segundo se refiere a la parte reflejada del yo en su interior. El yo, su consciencia, presenta muchos "altibajos", desde los episodios de vigilia al sueño, pasando por escasos momentos de clarividencia, y hasta de casi su supresión en la criatura anestesiada... Sin embargo, no ocurre lo mismo con el Inconsciente. En él existen modulaciones, sí, pero no tan pronunciadas como el los diversos presentes del yo, al albur de la momentaneidad temporal (presente) de la realidad... Y es que, como Freud opinaba, el Inconsciente no está sometido a las coordenadas espaciotemporales en las que de ordinario nos desenvolvemos. Es por ello, por lo que la "individualidad" queda mucho mejor reflejada en dicho Inconsciente: ¡Existe un paralelismo entre "individualidad" e Inconsciente!
Así, me atrevo a afirmar que la "impronta" en el universo de la criatura viva va pareja al Inconsciente de la misma. El ser vivo "graba" su existencia en la globalidad mundo a través de su Inconsciente: ¡La frontera del universo con el Inconsciente es la "impronta" de una vida, el espejo del Inconsciente (individuo) sobre el mundo, sin la sensación interna del Ser que solo le corresponde a dicho Inconsciente!
El yo del presente construye la realidad del tiempo (pasado-presente-futuro; flecha del tiempo), al decantar con sus acciones las "posibilidades" que se advierten hacia el futuro.
¡El Inconsciente, fuera de la causalidad temporal, no ajeno a la cuántica en su comportamiento, escribe con letras de oro y para siempre, en la globalidad universal, las vivencias de la criatura viva!
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