Hay multitud de teorías acerca de la sintiencia (capacidad de sentir de los seres vivos).
En realidad la sintiencia se refiere además de sentir emociones, dolor, bienestar, etcétera, a la consiguiente percepción subjetiva del entorno y las experiencias vitales. Se entiende, pues, que sea un concepto fundamental para la filosofía de los derechos de los animales, por ser la base de la capacidad de sufrir, y por ende de la otorgación de ciertos derechos.
Sería, entonces, una forma minimalista (qualia) de definir la conciencia, que sería distinta de otros aspectos de la mente y la conciencia, como la creatividad, la inteligencia, la intencionalidad o el auto-conocimiento.
Para Colin McGinn, la sintiencia nunca será entendida, "nuevo misterio", siendo el único aspecto de la conciencia que no se podría explicar. Otros filósofos, como Daniel Dennett, no están de acuerdo, y además piensan que los animales no humanos no son sintientes.
Para Donald Broon, de la Universidad de Cambridge, un ser sintiente, puede "evaluar las acciones de otros en relación a las suyas y las de otros, recordar sus acciones y sus consecuencias, evaluar los riesgos y beneficios, sentir sentimientos y tener un grado variable de conciencia".
La sintiencia implicaría la capacidad de experimentar placer y dolor.
El investigador Manu Herrán se pregunta si hay más sufrimiento que dolor en la naturaleza. Nos dice que Oscar Horta ("La cuestión del mal natural: bases evolutivas de la prevalencia del desvalor"), opina que "el desvalor prevalece sobre la felicidad existente en la naturaleza", debido al proceso evolutivo en un contexto en el que los recursos son escasos, así que el sufrimiento y la muerte temprana serían la norma de la naturaleza; en otras palabras, "el número de individuos que viene al mundo solo para morir de forma dolorosa al poco tiempo supera ampliamente al de aquellos que sobreviven".
Para Herrán, el uso de simulaciones informáticas de teorías sobre la sintiencia podría ayudar a entender mejor las discusiones sobre la sintiencia que se manifiestan en abundantes debates sobre el tema.
De todas formas, dicho autor, advierte de los inconvenientes que se presentan acerca de la sintiencia en relación del sufrimiento y disfrute. Se pregunta: ¿sufrimiento y disfrute son medibles y comprobables, o bien pueden considerarse como valores negativos y positivos de una misma variable, dimensión, eje o gráfica?; o ¿serían variables diferentes, como la sal y el azúcar que parecen opuestos pero no lo son, y sin duda, no se compensan?
En mi opinión, esta forma de afrontar la sintiencia, en cuanto a sufrimiento y disfrute de forma global de las criaturas vivientes de la naturaleza, tiene un defecto básico en orden ontológico, que tiene mucho que ver con el mundo de las cualidades (qualia). Por no extenderme mucho, decir que la evolución como criba de la vida, al escoger las criaturas más adaptadas, supone admitir el espejismo del sacrificio (sufrimiento) de muchos en beneficio de los que quedan (disfrute). Y eso no debe tomarse así, pues el mundo de cualidades (qalia) pertenece a un críptico entorno donde la circunstancia temporal (presente), no posee el trascendente poder de totalidad en cuanto al comportamiento y la decisión: la vida es un todo atemporal e histórico que trasciende el mismo tiempo, y su qualia representa la unicidad y el reconocimiento propio del individuo. Ontológicamente hay un abismo entre la materia inerte, y la materia viviente y sentiente: ¡el hecho de vivir, de ser tal ente, supera en mucho la capacidad de sentir sufrimiento o disfrute en cada uno de los presentes de la vida de una criatura!
Estoy con MacGinn en su idea de que la sintiencia es el único aspecto de la conciencia que no se puede explicar (científicamente).
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