Cambio climático, contaminación global, hecatombe mundial por causas biológicas y/o químicas, u holocausto nuclear... Todo tiene un denominador común: la acción humana que, sobre todo en estos tiempos, tiene que ver con su tecnología, el desarrollo científico aplicado, lógicamente, a lo material, al entorno que nos circunda, en otras palabras: la naturaleza.
De tal forma, tecnología y naturaleza aparecen imbricadas, sin que se vea "retorno" previsible (es decir, en dirección contraria); quiero que se me entienda: cualquier desarrollo tecnológico humano tendrá su incidencia, y mucha, sobre nuestra naturaleza.: ¡Gaia reclama su papel, y su advertencia (mayores desajustes, incremento de cataclismos, etcétera) es clara!
No queda más remedio, no nos queda más remedio que "enterrar" la tecnología de forma definitiva (el planeta lo reclama), para sustituirla por el binomio "tecnología-naturaleza", o sea, desterrar lo "tecno" para sustituirlo por la "Tecna", un "palabro" nuevo que designaría ese equilibrio entre tecnología y naturaleza ("Tec" y "na", correspondientes, respectivamente, a "Técnica" y "naturaleza"), un equilibrio dinámico entre tecnología y naturaleza, único "grado" de tecnología ya permitido, siempre y cuando pertenezca al binomio aludido: ¡no lo "tecno", sí la "Tecna"!
Y en eso debemos de ser radicales, como lo es la propia naturaleza (el planeta) con las agresiones que continuamente recibe de nuestra parte.
Todo adelanto tecnológico que incida "negativamente" sobre el nuevo equilibrio representado por "Tecna", debe de ser eliminado de raíz.
Todo tiene que ver con las prioridades... Se construyeron los consagrados principios relativos a los Derechos humanos", y se evolucionó hacia una nueva sensibilidad con los "Derechos de los animales"... Pues bien, la ONU y todas las organizaciones globales del mundo deben, ahora, reconocer algo prioritario sobre los mismos que tiene que ver con la "preservación" de la propia humanidad, la estirpe humana que, cómo no, lleva en su seno la "Declaración de los derechos humanos", de la de los animales, y de la naturaleza en conjunto: ¡el hombre como especie no puede salvarse sin preservar y cuidar el entorno en el que vive, la naturaleza!
Sí, y hay que prohibir, por consiguiente, ciertas cosas, ciertos comportamientos, el poder por el poder, la "tecnología desbocada", que en vez de procurar un desarrollo humano sano, nos conduce al desastre medioambiental y a una serie de peligros que amenazan a la humanidad entera.
No puede admitirse de ninguna forma, la existencia de comportamientos autoritarios o dictatoriales que campan por sus respetos, sin pasar por el tamiz de un control más democrático, que pueda imponer las limitaciones anteriormente expresadas.
Es urgente, y mucho, poner límites al desarrollo de técnicas que conllevan en sí, el poder destruir la propia "estirpe humana".
El binomio "Tecna" y lo que ello supone, reclama una inmediata puesta en escena; "tecnología" y "naturaleza" necesitan avanzar en un paralelismo, una imbricación mutua beneficiosa para ambas, que asegure la propia "preservación" de nuestra estirpe.
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