El vaso vacío, el vaso lleno... Por supuesto, siempre lo segundo... Pero, ¡mucho más!, ¿por qué no?... Equilibrio (favorable); indecisión (lamento)... Sí, ¡fuera de la medianía, aquello que separa lo bueno de lo malo!... ¡yo juego en el terreno de lo bueno!... ¡por eso me alejo del equilibrio!
Como preámbulo, ¡suficiente!... La cosa es más seria... ¿Por qué nos empeñamos en inclinar la balanza hacia la negrura de un horizonte futuro siempre de desgracias, a eso que se denomina la "fuerza", pero del mal, cuando nadie sabe realmente lo que es eso?... ¿Por qué atrae tanto al común los malos augurios, hasta el punto que el mismo "progresismo" de pretendidos tintes científicos recalan en ello?... ¿El miedo?... ¡tal vez!... ¿Y por qué no la esperanza?... Una esperanza de que el futuro sea un terreno de bondades, ciertamente relativas, pero de progreso desde las actuales circunstancias hacia un mundo mejor... en cierto modo, hacia esa apariencia de cielo en la Tierra, pues nuestra vida ¡sí es de este mundo!
Por el contrario, los futurólogos parecen dotados de una mentalidad casi enfermiza, por lo que habría que calificarles de verdaderos "cenizos".
Y es que, en su consideración, el futuro es especulado a partir de ciertas bases, que en el presente "coexisten", pero que andando el tiempo, como cada una evoluciona a distinta velocidad, necesariamente, algunas de ellas pueden entrar en contradicción mutua, lo que conlleva, como mínimo a una desvirtuación, y a veces a su anulación. El resultado final (entorno futuro) puede cambiar totalmente los cálculos más exactamente preconcebidos... Esa circunstancia, en mi opinión, ha sido el fallo más recurrente, en sentido amplio, de dichos futurólogos.
Como resultado, ha habido mucho catastrofismo en las predicciones, precisamente porque el citado desequilibrio en la evolución de las bases iniciales, hace crecer la incertidumbre y la ampliación exorbitada de alguno de esos elementos iniciales... ¡Cuántas veces hubiera desaparecido el mundo si el azar les hubiera hecho caso: año 1000; año 2000; año 2012, etcétera, etcétera...! Y no me refiero solo a las predicciones un tanto utópicas o proféticas, sino a las construidas seriamente con planteamientos científicos: ¡los coches estarían volando desde hace muchos años!; ¡la sociedad policíaca de la novela 1984 nos tendría desde entonces "apresados"!
No es malo que se hagan previsiones: las empresas sin ellas no podrían progresar, por ejemplo... Pero sí, y al mismo tiempo, tenemos que tener muy en cuenta la relatividad de las mismas (mantenerlas en "solfa"): un simple factor (normalmente muchos más) hace fracasar casi todas ellas... si no, el mundo estaría completamente determinado, pero no estamos en los tiempos de Newton y la física actual es tozuda y esta sometida a lo azaroso de la cuántica... Nos movemos en un mundo de probabilidad, en el que la realidad debe ser continuamente reafirmada.
En resumidas cuentas: la supuesta negatividad del horizonte futuro no es más que un espejismo; hay las mismas razones para inclinarse hacia un lado que hacia el otro: ¡Yo elijo el del positivismo!... Creo que el futuro, tras el paso por períodos momentáneos no tan favorables, supondrá un avance considerable, un "progresismo", que esta vez sí, será real y muy positivo.
¡Hagamos que un "clima de bondades", una siembra fructífera, decante claramente el futuro en esta dirección!
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