martes, 26 de mayo de 2020

La consciencia: "El piloto hacia la luz"


¡Qué antigua es en la humanidad la dicotomía bien y mal, el principio de la luz, opuesto al de las tinieblas!... Se encuentra dentro de los más antiguos mitos de la historia, desde los tiempos mesopotámicos... Bien y mal se oponen, casi con la misma fuerza... El mundo oriental mitifica los opuestos yin y yang...

Yo no estoy de acuerdo con ninguno de tales mitos, mitos que, por cierto, no necesitan de nuestra aquiescencia... ¡Esa no es la cuestión!... Sí lo es, mi desacuerdo respecto al mismo meollo de tales mitos...

Yo creo que solo hay un verdadero "foco" en el universo, un faro al que se dirige el cosmos entero, que como expuse en mi reciente artículo "Consciencia y vida: ¡un salto al universo!", representa el Omega en la visión del filósofo Teilhard de Chardin; y aquí acaban las semejanzas...

Es ese Ser Supremo, creador del mismo Todo, quien arrastra, como su formidable "agujero gravitatorio", valga la metáfora, todo alrededor de sí.

Y ante tal hipótesis se presentan matafísicamente dos cuestiones fundamentales: ¿Qué o quién, o qué "sustancia" es objeto (tiene capacidad de "sentir") de tal atracción?; y la segunda, ¿si hay solo un "atractor" (la Criatura Suprema), dónde quedó el mal, el mundo de las tinieblas?

A la primera cuestión, en mi opinión, son las "consciencias" la "sustancia" que se ve atraída hacia aquel "atractor" (el Omega)... Y curioso es, según el pensamiento de Teilhard, que el Alfa, la misma Criatura Suprema, fue el creador del universo en el origen, y entre el "paréntesis" comprendido entre el Alfa y el Omega, se entreteje la Evolución, el tiempo, que en su desarrollo conduce al Omega... Y, ¿cómo desde el Omega (superfuturo del final de los tiempos), influyó en el origen (el Alfa)?... La "magia" del mundo  cuántico, con su retroacción del tiempo, nos indica la posibilidad de tal "evento"...

A la segunda cuestión respondo que el mal no es más que la "subjetividad" que acompaña a la ausencia del bien (el camino hacia la luz, el faro, el Omega)... Y por ello, sus causas son muchas: fallos en la evolución normal de los acontecimientos; regresión en la evolución con efectos negativos en la línea principal; ausencia de empatía; evolución biológica normal con su cadena de vidas y muertes y la supremacía del más fuerte...  Es decir: innumerables causas... Además, el sustrato último del caos original, del cuál partió la misma Criatura Suprema, el Tao oriental, es en el fondo la representación más clara de ese azar inmenso del origen en el que algunos hacen basar el más íntimo origen de las tinieblas, el principio del mal... Pero, resumiendo, me reafirmo en la hipótesis de que las consciencias, nuestra propia consciencia, es el "piloto que nos conduce hacia la luz".

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