En este Blog se aboga por volver a establecer la verdad en todos nuestros planteamientos, en nuestras relaciones con los demás, expresando la verdad siempre y en todo lugar, para construir una nueva sociedad, tan radical que, nada menos, establezca ciertamente "el imperio de la verdad".
miércoles, 25 de marzo de 2020
Gobernanza mundial
Si hay globalización (la hay nos guste o no), también, de algún modo, ha de ponerse cierto orden en el caos (que es lo que tenemos ahora), es decir, intentar "hacer natural lo que de hecho sucede en la calle" (¿te recuerda algo a Adolfo Suárez?)... Si hemos llegado a la globalización, es preciso tomar las riendas del "caballo desbocado" en la que se ha transformado...
Ya en el Blog Simbiotica se apuntó hacia tales extremos ("Globalización, sí... ¡pero en serio!"), y se aportaban soluciones ante las deficiencias sociales y políticas que se percibían globalmente en la sociedad mundial. Así se abogó por la creación de la FAG, una "fuerza antigenocida" en contra de las ansias por algunos (tiranos o camarillas totalitarias) de coartar la libertad ("Principios democráticos y poder"), o la creación a nivel mundial de un comité de "notables con especial sensibilidad" para ejercer un utópico gobierno común para suavizar las relaciones entre pueblos y nacionalidades ("El segundo paso de la humanidad: las técnicas de contención"), que pasaba indefectiblemente por la reforma de la ONU, por momentos tan ineficaz...
Y se apuntaban soluciones hacia un gobierno global mundial ("La utopía del gobierno universal", o "Más allá del humanismo").
Conocemos, de antiguo, la principal base histórica en la formación de alianzas entre pueblos y naciones: ¡el miedo común...! Miedo al creciente poder absorbente de una nación que limita la libertad de sus vecinos, quebrando, seguramente, los principios que sustentan la propia sociedad, barridos por los de esa potencia opuesta, etcétera, etcétera... Y mirando hacia el futuro, más de un ideólogo apuntaba la tesis de que un peligro exterior al planeta (invasión extraterrestre, peligros astronómicos inminentes, etcétera), haría de revulsivo para la creación de una "entente" de naciones a nivel mundial... Pues bien, ¡ha llegado el caso!, claro que ahora ese peligro no ha llegado (aún) del exterior, sino de dentro, en sus propias entrañas: ¡el Covid-19!... La pandemia ha revelado la suma fragilidad del sistema que habíamos impuesto en el orbe... La primera pandemia de los tiempos modernos (que no será la única) nos ha abierto los ojos, "el peligro común incita a la toma de decisiones comunes a nivel global para toda la Tierra", en cierto modo y limitadamente, hacia una "gobernanza mundial".
¡La utopía puede que se vuelva real!... El impulso está, pues la conciencia de todos, incluyendo a los poderosos, ha llegado al convencimiento de que ¡nos salvamos todos o no se salvará nadie!... ¡Los efectos (no deseados) de la globalización!
Consecuentemente, yo abogo por aprovechar la oportunidad que, precisamente ahora, y de forma totalmente inesperada, nos ha proporcionado el azar ("no hay bien que por mal no venga")...
La opinión pública general, ante la que se nos ha caído encima por la pandemia, considerando las posibilidades de catástrofes globales que tantas veces se nos han pronosticado, como el cambio climático, el apocalipsis nuclear y otras, está hoy suficientemente madura para admitir la necesidad de tal "gobernanza mundial", al menos en algunos asuntos que se antojan evidentes, como la coordinación internacional en el atajo de males como la presente pandemia u otros cataclismos... Ahora bien, se requiere poca burocracia y mucha efectividad..., pues hay un hartazgo ante organismos que a su creación suscitaron muchas esperanzas y alta estima, y que se desinflaron prontamente en una ineficacia mortecina, véase la antigua Sociedad de Naciones, o la misma ONU, o la escasez de medios de la OMS, etcétera.
Es necesaria y urgente esta "gobernanza mundial", limitada por supuesto, para lo cual los Estados deben ceder parte de su soberanía (de hecho ya sucede en la práctica, ante los poderes fácticos internos y externos), y debe ser por ley, es decir, debemos acostumbrarnos a la "soberanía limitada" de los Estados en su cesión a la "Alianza común", nada extraño, pues la pertenencia a un Club supone cierta limitación a las decisiones propias... La experiencia obtenida en la confección de la Unión Europea, con sus aciertos y sus fracasos, puede servir como orientación.
En resumen, esa "Globalización mundial" debe estar dotada de:
1) Soberanía mundial (basada en la cesión de soberanía de los Estados).
2) Un análisis profundo y pormenorizado de cada riesgo, en base a los cuales se crea la "Alianza".
3) Una dotación de medios suficientes, acorde a la tarea encomendada.
4) Poder ejecutivo, para que sus acciones sean efectivas y contundentes.
5) El aval del ciudadano de todas las naciones, reflejado en plebiscitos de carácter electivo, a semejanza de las elecciones al Parlamento europeo.
Creo que debemos aprovechar la conmoción del momento (miedo común a la pandemia) para proceder a implantación del germen de tal "Gobernanza", que sería renovada anualmente, tras la aprobación de los medios necesarios, y la evaluación de riesgos y cataclismos a subsanar, definidos en el correspondiente Presupuesto, a sufragar de acuerdo con el PIB de cada Estado.
¡Y ya no es una utopía, es una evidente necesidad!
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