jueves, 26 de diciembre de 2024

¡Trascender el presente!

Nada más lejos de los tiempos actuales, de sus modos y del comportamiento social.

 Un tema abordado en profundidad en obras como la magistral de Heidegger "El ser y el tiempo", y modestamente en mi propia obra "El ser y la vida". Por cierto, tocado y no de forma intrascendente en otras obras de carácter filosófico ya que, en opinión de Heidegger, puede ser abordado tanto desde el punto de vista óntico como ontológico, en sus disquisiciones entre el Ser y el ente, este último tan unido a la realidad actual, el presente, un concepto puramente óntico.



En la visión de Heidegger, el Dasein trasciende al propio tiempo como presente, el instante, sobre el que está edificada toda ciencia, en otras palabras, el espacio puntual del metro, y el tiempo del reloj, como bases de la experiencia física, del propio experimento.

En mi citada obra, "El ser y la vida" (editorial digital Lulu) , se hace un estudio serio y profundo sobre el tiempo y su trascendental influencia en la construcción del Ser, más allá de los propios entes de Kant.

Pero ese riguroso estudio no es fielmente comprendido por muchas mentes que ven en ello una simple cuestión filosófica fuera de lo que es la ciencia clásica más admitida, sobre todo por muchos de aquellos que se autodefinen como científicos. Debido a ello, considero necesario establecer, sin asomo de dudas, la posibilidad de poder "trascender el presente" con expresiones más comunes, fuera del propio ámbito filosófico, pero a que a la vez no supongan merma de su irreprochable contundencia.

Aunque se toma al presente como el ámbito de la actividad del sujeto sobre su entorno, la no superación de tal límite dejaría sin explicación la realidad del Ser como Dasein, en otras palabras, la verdadera esencia del hombre en su completitud sensorial, emocional, etcétera.

Así, aún cuando pueda decirse aquello de que el pasado no existe porque "ya fue", y el futuro "aún no es", el presente se mueve, más o menos "dilatado" entre ambos conceptos temporales, así que en el límite, podría anularse totalmente su duración temporal... Mas nuestra experiencia nos indica, fuera de toda duda, la realidad de tal presente, hasta el punto de que a veces y para bastante gente, parece vivirse permanentemente en el mismo. Eso quiere decir que tal asentamiento en esos instantes de lo que llamamos actualidad, no nos deja ver con suficiente claridad lo que significa la transcurrencia del tiempo, la evanescencia del propio presente, enclaustrado entre lo que ya no es (pasado) y lo que todavía no es (futuro).

Así, y no pocas veces, el presente, y más en estos tiempos, aparece tan abrumador que produce la angustia vital de la que nos habla Sartre y el mismo Kierkegaard. Pero, ¿cómo salir de esa angustia, de esa prisión mental que nos acongoja?... ¡Trascendiendo el presente!

Y es que el presente debe ser encasillado en lo que es, un simple instante, desvistiéndole en lo posible de esa sobrevaloración de marco de la acción... A este respecto, no deberíamos olvidar el refranero español: "Después de la tormenta, viene la calma"; o aquello de que "Dios aprieta, pero no ahoga".

Nuestra salud tanto moral, como física, requiere "trascender ese presente", sobre todo "cuando vienen mal dadas".

Ya hemos visto que lo filósofos nos recuerdan claramente que esa "trascendencia del presente", no solo es posible, sino que ocurre continuamente en la configuración del Dasein, del Ser, que lleva en su seno el tiempo, y por supuesto, no solo la fase temporal presente, sino la de de toda la vivencia del individuo, un claro salto sobre la limitación científica secular, incapaz de explicar lo cualitativo del ser vivo, del humano, su psiquis, su mente, la consciencia en general. y la conciencia del hombre.

Acordémonos más de la historia, de la historicidad de Heidegger. En ella todos los instantes son necesarios e imprescindibles, sin dar esa falsa importancia crucial al instante del presente (los presentes). Lo que cuenta es la vida completa del individuo, su impronta vital en el universo, la vivencia completa de una vida, la "trascendencia que cabalga sobre el presente".

Somos espectadores de tal vida, cual si fuéramos observadores externos a la misma. En ese sentido, ¡cuanto más lejanos, seremos más filósofos, más cercanos a nuestra propia naturaleza! ¡Estaremos disipando la angustia!

¡Trascender el presente!

Nada más lejos de los tiempos actuales, de sus modos y del comportamiento social.   Un tema abordado en profundidad en obras como la magistr...